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¿Cuál es el sentido de la vida?

Durante muchos años vives sin importarte esa pregunta. El sentido de la vida es algo que no te cuestionas. Das por sentado que la vida tiene un sentido y a ti no te corresponde identificarlo. Te preocupan otras cosas: tener un trabajo, una familia, una casa, tal vez tener descendencia.

Te preocupa tener.

El sentido de la vida no se encuentra en tener sino en entender. Entender que el tener no le da sentido a tu vida. Estoy abierto a discutir si tener dinero le da sentido a tu vida. Yo te digo que no. Le da cosas a tu vida, bienes materiales, pero no le da sentido. No habría, caso contrario,  un solo millonario infeliz. Y aunque no conozco a personas que sean millonarias, si tengo en mi círculo de amigos-conocidos, personas con dinero suficiente, con varias propiedades, con varios coches y, te aseguro que no se les ve felices la mayor parte del tiempo. Se les ve agobiados por el trabajo, la pareja, la familia…

Su vida no tiene un sentido, ellos al menos no se lo han encontrado pues ni siquiera se lo han buscado, pero su vida tiene todo lo material cubierto.

En ocasiones me preguntan si el sentido de la vida es lo mismo que vivir con propósito. Y me hacen esta pregunta muchas personas que han hecho el curso vivir con propósito.

No. No es lo mismo. Puedes tener un propósito bien definido, que te da serenidad, pero no por ello has tenido que encontrar el sentido de la vida.

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Descubrir qué hacemos en este mundo es algo más que decidir qué hacer con nuestra vida. Es bastante ya, eso es cierto, descubrir a qué dedicarte y haber sido capaz de identificar lo que te provoca ese estado de flow, como para mi es ahora el estar escribiendo esta historia.  Pero no es suficiente para vivir con serenidad.

No se si tiene que ver con la edad. Habiendo vivido ya medio siglo, y no teniendo intención de vivir otro medio, empiezo a cuestionarme a dónde iré al salir de esta vida. Cuál será el país que me tocará explorar, si hará falta pasaporte, si me pedirán el certificado Covid-19, si habrá que estar dado de alta en autónomos…

¿Qué proyectos dejaré a medias? Siendo como soy alguien que siempre está haciendo cosas, escribiendo libros, preparando rutas, es claro que algo a medias se va a quedar.

Más allá de esa logística inacabada, me pregunto ¿Qué sentido tiene haber transitado por esta vida, como tantos otros lo han hecho antes? Piensa en un Cicerón, en una Juana de Arco, un Pau Donés, Dalí… Aún que de esa gente se hable en los libros de historia o en las tertulias de los bares, a ellos, no se le ponen rojas las orejas. No están aquí.

felices

El tiempo que pasamos muertos, o sea el que vivimos antes de tener cuerpo, y el que vivimos cuando somos polvo, es en realidad, la mayor parte de nuestro tiempo.

Lo de estar disfrazado con este cuerpo que se va deteriorando cada años es una mera anécdota. Lo que somos, nuestra esencia, es más de lo que vemos y tocamos. No somos lo que vemos, somos lo que fuimos y lo que seremos. Somos otra cosa que no va a vivir aquí y ahora.

No se llega muy lejos con estas afirmaciones. Y la pregunta por el sentido de la vida se hace más difícil de contestar: la salida del laberinto no se vislumbra.

A veces me siento como si me hubieran dejado pasar la noche en una pastelería para echarme el día siguiente. Te lo dejan probar todo, y cuando le has pillado el gusto, te sacan afuera. La vida es algo así. A medida que la vas entendiendo te vas acercando al final, no con las manos llenas de respuestas sino con la mirada llena de preguntas.

Más mayor me hago y más preguntas me hago, no en busca de la respuesta, sino disfrutando las preguntas, como quien lanza una piedra a un río sin esperanza de que le sea devuelta. Dándola por hundida. Por voluntariamente hundida.

nieva corre al monasterio

Sabiendo que la vida es una carrera perdida, empiezo a suavizar la pisada, acortar los deseos y someter los planes y convertirlos en preproyectos.

Si algo he entendido es que la vida no es llegar ni tener. La vida es estar y ser. Se trata de disfrutar donde estás, con lo que llevas puesto, y en actitud de espera.

El sentido de la vida es esperar la muerte. Pero esperarla sin desearla, y al mismo tiempo, sin temerla. Esperarla como quien espera una tormenta de verano, que los primeros diez minutos alivia y los segundos veinte ya sobra.

Vivir es prepararse para morir, sabiendo que nunca se estará preparado, ni con las maletas hechas. Preguntarse por el sentido de la vida es también preguntarse por el sentido de la muerte. Si una tiene sentido la otra lo debe tener. Y la muerte tiene mucho sentido. Es, de hecho, lo que da sentido a la vida. Si no hubiera un final, nunca nos preocuparíamos por ajustar nuestra vida. De igual manera que parece que hace falta saber que vas a tener visita en casa para ponerte a limpiar a fondo el piso.

La muerte nos observa, y aunque no podamos sorprenderla en su abrazo, si que podemos ir dialogando con ella, haciendo las paces antes de la guerra, ajustando nuestra vida para que la muerte no nos pille con las cosas a medias. O no tan a medias.

De alguna manera, todo el mundo debería sentarse delante de una hoja y escribir lo que quisiera hacer en esta vida. Muchos proyectos serán materiales (tener esto o aquello) pero muchos otros serán personales (compartir con tal o cual persona). Y estos últimos proyectos son los que más vale la pena acometer.

La vida no tiene sentido si tú no se lo das.  La vida es, de hecho, una de las peores propuestas que he visto. Te lo dan todo y te lo arrebatan sin aviso. Eso es ilógico. Si fuera un juego de mesa no tendría sentido.

De ahí la importancia de tener una estrategia para encontrarle algún sentido a la vida. Y aunque te creas que reflexionando sobre ello no llegarás muy lejos, yo te aseguro que todo el tiempo que has pasado leyendo este texto le habrá dado sentido a la vida. Más confundido estás y más sentido empezará a tener tu vida mañana.

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Vivir se parece demasiado a sobrevivir. Vivir se parece demasiado a tener un trabajo, familia e hijos. Pero eso no es vivir sino gestionar la vida. Es como elegir las ropas de tu avatar, el trabajo de tu avatar, la familia de tu avatar. Eso es solo el comienzo del juego, no el sentido del juego. Tú no eres tu avatar, ni tú eres tu familia, ni tú eres tu trabajo.

Tú eres la persona que está pensando qué sentido tiene mi vida, qué haré al morir y a dónde iré. Ese eres tú. Lo otro son accesorios en los que te pierdes a menudo. Igual que un regalo no es todo el envoltorio en el que lo ocultamos, tu vida no es todos los adornos que le pones. Darle sentido a tu vida es quitárselo a esos adornos.

La gente cuya vida no tiene sentido se preocupa demasiado por los accesorios: con quién vivir, qué ropa comprarse, a dónde ir de vacaciones, dónde cenar esta noche… Eso son accesorios. Lo importante es decidir cuál es el sentido de tu vida finita. A qué has venido a este mundo si te van a expulsar sin previo aviso.

Vivir sin tener respuestas no es algo malo. Vivir sin hacerse preguntas es terrible. Es como un examen para el que no has estudiado. Las preguntas te están esperando al final del semestre, y si no las has preparado serán mucho más difíciles que si al menos las has ido pensando.

El sentido de la vida es una cuestión abierta. A mi me interesa pensar en ello, aunque se que la respuesta supera mi conocimiento.

En  mi último libro, Abrazar la incertidumbre, te ofrezco la solución que dan los estoicos para este tema. No se si te satisface. A mi hay días que si y otros que no tanto. Pero al menos le otorgo valor porque esos filósofos le dieron a la cabeza pensando en ello.

Paz y Bien, el biciclown

 

Fotos de Bhutan 2009

2 comentarios en “¿Cuál es el sentido de la vida?”

  1. Alguien dijo que » la vida no hay que comprenderla, hay que vivirla» y creo que ahi esta el kit de la cuestion. Y lo de asumir la muerte es imposible. No tenemos mas remedio que aceptarla pero eso no significa que no nos produzca desasosiego el pensar que vas a terminar metido en un agujero del cementerio de tu pueblo. Eso es muy duro de aceptar pero no te puede amargar la vida. Y aunque lleve un crucifijo colgado sinceramente creo de despues de morir no hay nada. La religion es una especie de anestesia para aceptar nuestro sino. Proposito, sentido…simplemente busca hacer cosas que te den disfrute y te hagan sentir bien. No hay mas. Asi de simple y asi de complicado. Un saludo Alvaro.

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