Hace una semana vine a Luanda en un viaje relampago de un dia, como recordareis. Alli contacte con el Padre Horacio y el Padre Pablo, argentinos, que dirigen un centro de acogimiento de menores. Mi idea del espectaculo les parecio muy buena. Tenian una semana para prepararlo, invitar a otros centros de menores, mover los medios de comunicacion…
Cuando llegue en bici hace unos dias y hable con ellos, se habian olvidado de mi propuesta. No obstante recorri los tres kilometros que me separaban del centro caminando para conocer el lugar y volver a hacer la propuesta. Era jueves por la tarde y el espectaculo lo habiamos programado en mi primera visita para el viernes. Mi cabeza me decia que no debia hacerlo. Pero la apague. Mi corazon me decia que esos chicos no tenian la culpa de que los dos Padres tuvieran su tiempo ocupado en otras cosas mas vitales, y que el espectaculo era un trabajo extra para el que no tenian tiempo.
Asi que lo hice. Cuando llegue hoy al lugar, nada estaba preparado. De nuevo la calma para no mandar todo a la mierda. Ningun otro centro trajo a los chiquillos y tampoco asistio ningun medio de comunicacion. Mi cabeza no se conforma si las cosas salen a medias. Pero el show salio, y salio bien, y ellos se rieron, y yo me diverti, y hubo magia, y los chicos quieren que vuelva, y…; una vez mas mi cabeza no tenia razon. No hay mas que ver sus caras, sus ojos grandes como Africa, para comprender que necesitaban reirse.
A veces vivimos tan rapido que nos olvidamos de mirar al cielo y ver las estrellas. Caminar mirando al suelo es la manera mas facil de tropezar.