(Vacaciones). De repente he dejado de viajar a la velocidad de las mariposas. Ocurrió casi sin pensarlo. Mi amigo, Arpad, warmshowers en Budapest, me estaba llevando al aeropuerto para volar hacia Zurich. Y yo aún no me lo creía. En horas estaría tomando un avión para ver a mis amigos Danu y Corine, a quienes conocí en El Cairo en el 2007. Danu trabaja en Swiss air y me ofreció el año pasado, cuando pasé a visitarles por su casa, un ticket de avión si es que algún día lo necesitaba. Yo sólo tendría que pagar las tasas aeroportuarias. Aunque en esta ocasión ni siquiera eso, pues ellos se hicieron cargo. Sólo me pedían, a cambio de semejante regalo, que me detuviera unos días en su casa. Fue un placer verles de nuevo y compartir soleados días del verano de Suiza. Viajar en avión me parece muy violento. Si el hombre aún busca inventar la máquina del tiempo debería detener la vista en esos pájaros metálicos que te trasportan a miles de kilómetros en tan sólo unas horas. Para mí eso es una máquina del tiempo. Sales de Hungría y llegas a Suiza. El dinero que tenías en el bolsillo no te sirve de nada, las palabras que habías aprendido no te permiten comunicarte con los otros y los trenes, por arte de magia, llegan a su hora. Eso es viajar en el tiempo. Suiza me sorprende cada vez que voy. Todo está tan organizado, todo es tan previsible, tan quirúrgicamente limpio. Me gusta por unos días pero no se si podría vivir en un país tan asépticamente correcto.
De regreso a Budapest me sorprendió una tromba de agua que anegó el garaje de mis amigos Arpad y Zita. Llegar, quitarme la mochila, y comenzar a sacar durante horas cubos de agua fue todo uno. Al terminar Zita me hizo entrega del trofeo al mejor sacador de agua del barrio.
Karma aguardaba de mal humor. No sólo la dejé sola sino que encima estaba en el garaje cuando entró el agua a riadas. Para hacerme saber su enfado me dio un buen susto. Al salir de Budapest, y en plena subida, noté como los cambios fallaban. Algo extraño que no suele ocurrir. Me paré enseguida y traté de averiguar dónde estaba el problema. Los cables del cambio estaban bien, el cuadro no parecía roto…y, sin embargo, uno de los tornillos que sujetan la rueda al cuadro estaba flojo. Es muy raro, de hecho la primera vez en mi vida, que eso me ocurre. Los aprieto bien al montar la rueda de nuevo. Creo que Karma estaba celosa de mis vacaciones. Mis amigos se ríen de que me tome vacaciones, pues ellos creen que estoy de permanentes vacaciones. No es tanto así. Escribir estos artículos, editar vídeos, buscar soluciones a mis problemas del viaje, repuestos, posibles espectáculos, tal vez alguna conferencia…, no son vacaciones. Para mi es trabajo, aunque lo adore, pero es trabajo. Si no, no estaría ahora escribiendo este artículo en un bar lleno de humo en Eslovaquia, mientras afuera hay un sol que invita a pedalear. Me gusta escribir tanto como me gusta acampar en un bosque y ser sorprendido por un ciervo que no imaginaba que habría alguien acampado donde, esta mañana, no había persona alguna.
Estos días de relax me han servido para centrarme un poco en la ruta a seguir. He decidido seguir por el sur de Europa, atravesando Eslovaquia, Chequia, Austria y Suiza de nuevo. En parte para ascender una montaña de 2.500 m y también porque, sin saberlo, llegaré a Francia durante el Tour de Francia. Espero poder coincidir con alguna etapa y, quien sabe, protagonizar la escapada de la jornada. Más de 200000kms en solitario. Si no me dan el maillot de la combatividad al menos confío recibir el beso forzado de dos azafatas más altas que yo.
Paz y Bien, el biciclown.
Good writing! 🙂 Man, you make me miss the road so much! 🙂 But this is good. It was a great please to have you in our home. Anytime you want to visit Budapest again, please let us know. Hope to see you again, some day, somewhere in this amazing world! 🙂
Keep pedaling Karma!
Arpi – and Zita 🙂
Hope to see you again. Good luck with the knee and maybe see you in Oviedo 19th nov.
Siempre es un placer leerte Álvaro!!!
Gracias Paula!!!