En uno de ellos encontre estos ninhos con los que me rei un rato. Primero se asustan de verme, y luego se acercan hasta ganar confianza y prestarse a posar para la foto. Cuando se ven en la pequeña pantalla de mi camara, su sonrisa brilla con mas fuerza que el sol.
Su diversión consiste en bañarse, y de paso, en volver a su pueblo cargados con un bidon de 15 litros en la cabeza. El limite entre el juego y el trabajo no esta muy claro en Africa.