(Girona). Al terminar la charla de Olot organizada por Raúl Alzola, un seguidor que no esperó a que su Ayuntamiento moviera mi conferencia sino que él la organizó, nos fuimos a un pequeño bar a comer algo. A mi lado se sentó Ana, que no había venido a la conferencia, pero que tenía curiosidad por la historia.
Ella tenía un taller de joyería y por curiosidad le pregunté si se animaría a hacer una réplica de mi pendiente con el logo de biciclown.
“Claro, eso es fácil“, me comentó.
Me mostró sus creaciones elaboradas con frutos del mar, www.vincentpar.com, y junto a su socia, Cristina, se pusieron manos a la obra.
Semanas más tarde Cristina me envió las primeras pruebas y una pregunta que contenía también la respuesta y la sorpresa
“¡¿Conoces a mi tío Carlos?!“
La pregunta no se sostenía sin una foto y al verles juntos, me quedé alucinado. A su tío Carlos le había vuelto a ver justo en la charla de Olot, pero es que hacia más de 25 años que no le veía. Juntos habíamos estudiado la carrera de Derecho en Pamplona.
Hay señales que son estrellas de Belén y a los pocos días acudí al estudio de Cristina para ver las primeras pruebas del pin Biciclown. Al final nos hemos decidido por un pin de plata. Estará listo la semana que viene y se harán unidades limitadas. Aún no me había sentado en su oficina a charlar y le comenté si no conocía a algún dentista por la zona. Llevaba tiempo queriendo hacer una limpieza y revisión. Cristina sonrió. Sus dientes eran de color marfil; cautivadores.
“Mi madre es dentista“
Me quedé con la boca abierta, y aprovechando esa coyuntura, media hora más tarde estaba en la consulta de su madre.
Desde hace muchos años he decidido afrontar mis días como quien toma en sus manos una hoja de papel en blanco y un lápiz permitiendo que el destino me vaya dictando las palabras. La incertidumbre da miedo hasta que convives con ella. Entonces no la quieres perder. El amor, el sol, el trinar de los pájaros, es hermoso porque es incierto, y porque es incierto es hermoso.
Paz y Bien, el biciclown.