Es destacable el elevado interés de los participantes, y sus deseos de profundizar en el universo del clown.
La falta de material y de medios para adquirirlos hizo que los malabares hubiera de explicarlos utilizando naranjas y cebollas. A pesar de éstas últimas, reímos todos mucho más de lo que lloramos.
Gracias a los chicos y chicas, por sus ganas de reír y de aprender.