La mayoria de esos kilometros han sido a velocidad de tortuga, como la que se subio a la alforja delantera, y la mayoria de las noches, el bosque era mi hogar. Lejos de campings oficiales y hotesles, bajo las ramas de los arboles montaba mi tienda que me protegia de serpientes y escorpiones.
Por eso me duele tanto ver la naturaleza quemada, destruida, arrasada. Una creacion tan asombrosa como un arbol, tan diferente siempre y tan provechosa, es cortada de cuajo, para placer de algunos hombres.
Otros simplemente lloramos cuando vemos como maltratan a lo que es simplemente nuestro hogar, que nos da sombra, cobijo y hasta alimento.
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