(Prizren).Todo ocurre por alguna razón, me repito, e intento olvidarme de lo ocurrido en la frontera entre Serbia y Kosovo. Analizo lo que sucedió, la forma en la que gestioné aquél problema y no veo cómo podía haber hecho otra cosa. Puedes tener más éxito explicándole a una vaca que no puede ir por el medio de la carretera que decirle a un policía serbio que su negativa a dejarte atravesar, apenas 27 kilómetros, su territorio que va a traer un rodeo de más de 600 kilómetros. Es fácil entender porqué los países entran en guerra. Basta que una de las personas que no quiera escuchar al otro sea presidente de un país, con poder para mandar a su ejército a luchar contra otra país, para que se líe parda.
Lo más lamentable para mí de todo esto es la indiferencia absoluta de la Embajada de España en Serbia. Ni siquiera son capaces de revisar la información escrita en su página web donde alertan de posibles dificultades para cruzar a Serbia. Siguen diciendo que puede haber problemas cuando en realidad la entrada no está permitida a quien venga de Kosovo. Como organismo público que debe velar por la seguridad de sus nacionales en el extranjero es un despropósito que publiquen información tan imprecisa. Me he comunicado con ellos pero ni siquiera responden. Igual que el ejemplo de la vaca.
Ha coincidido todo este lío con un temporal de nieve y temperaturas muy bajas. Suerte, me digo, que estoy en Kosovo, donde la hospitalidad de sus gentes no me dejaría tirado en la calle. Primero fue Reiki, quién me invitó a un hotel en la capital, y luego los bomberos de Therande. Uno de ellos incluso le pidió a su mujer que me preparara la cena.
Al día siguiente llegué a la hermosa ciudad de Prizren, donde antiguamente había más de 26 mezquitas y hoy existen más de 56 casas de juego. En todo caso el discurrir del río Bistrica por el medio de la ciudad mientras se escucha la llamada a la oración de los viernes te obliga a pensar que los musulmanes están rezando y no jugando.
Las temperaturas siguen bajo cero por la noche pero el sol calienta mi espíritu y me da fuerzas para ese rodeo. Regreso a Albania en unas horas y me encontraré con montañas y vacas. Ellas seguro que sabrán escucharme.
Paz y Bien, el biciclown.
Hola Alvaro. Yo volveré a recojer mi bici en Shkodar en tres semanas. Justamente pensava or a Kosovo y despues a Serbia, me dijeron que con pasaporte es posible, però tu aseguras que no, no dejan entrar a Serbia desde Kosovo por ningun lado?
Siempre te leo con gusto