El rey vivia en la parte superior de las ruinas, divisando todo el valle, y sus mujeres en la parte baja. Cuando deseaba la visita de alguna de ellas solo tenia que meterse dentro de una pequeña cueva y dar un grito. El eco se encargaba de repartir su ansioso mensaje por el valle.
Gracias al director de las ruinas por permitirme pagar la entrada como turista local y por proveerme de un guia para aprender mas sobre esta maravilla que ha dado nombre al pais.