(Burgos). Poco me costó convencer a Rafa para bajar juntos en su coche hasta Burgos. Tenía que ser ese viernes. Los mejores días en Burgos son los viernes, en concreto los del mes de Marzo. Desde hace 22 años se celebran en esta ciudad unas Jornadas sobre el mundo en bicicleta. Como suele ocurrir en las grandes iniciativas no había detrás de tan loable propuesta más que dos personas llenas de pasión por la bicicleta. Luis y Emi. El Ayuntamiento de la ciudad no vaciló en apoyar la propuesta que, desde la primera edición ha ido ganando adeptos. Si en un inicio no eran más que una docena de personas, hubo ediciones en que más de 900 personas abarrotaban el Teatro Clunia. Para limitar el aforo decidieron cobrar una entrada, simbólica, de apenas dos euros.
Rafa y yo llegamos al Teatro Clunia en el 2.004 dispuestos a escuchar a un gran ciclista. Claude Marthaler que había dado la vuelta al mundo durante 7 años. Toda una proeza. Provisto de varios carros de diapositivas y de interminables historias, las horas se pasaban dulces y lentas, escuchando a Claude. Yo había estado unas semanas antes ofreciendo mi charla sobre mi viaje por Sudamérica entre el 2001-2003. Ya había anunciado que tenía previsto arrancar, ese año 2.004 mi vuelta al mundo. Ir a escuchar a Claude era obligado. Necesitaba preguntarle por visados, fronteras, rutas…, pedirle consejo y hasta apoyo si fuera posible. Sin embargo, sentado en la mesa para cenar al lado de Claude, me di cuenta de que no podía preguntarle nada, que nada de lo que me dijera me serviría en mi viaje, pues yo tendría que encontrar mis propias respuestas. No nos sirven los zapatos de otro para caminar.
En el 2.016 entré pedaleando un soleada mañana de alegre primavera y fui a ver a Claude. Aquél abrazo fue como la toalla que te seca la cara tras la lluvia. Reconfortante. Abrazarle fue como ratificar que había dado la vuelta al mundo.
Luis y Emi me invitaron para regresar a Burgos y así poder cerrar el círculo de la charla que prometí en el 2004. El Teatro se quedó pequeño y por motivos de seguridad, más de 50 personas no pudieron entrar. Acudieron más de 500 personas a una conferencia muy especial. Por ese escenario han transitado viejos amigos, como Daisuke, Heinz, Salva, Lontxo, Pablo García y, por supuesto, Claude. Todos llenaron el teatro de sueños, magia y humildad. La sencillez de quien ha bebido de muchos ríos y se ha bañado en infinidad de solitarios atardeceres.
Rafa acudió desde Oviedo a presenciar la charla, pero esta vez se vino solo, yo había llegado ya el día anterior. Los organizadores, Luis y Emi, junto con Cipriano representado al ente público, cuidaron de todo detalle, no con precisión alemana, sino con cariño burgalés. Luis se ha puesto a mi disposición desde el minuto cero hasta el final de las jornadas, sin grandes alaracas, pero con efectividad total. Sin apabullar y sin tratar de demostrar nada. Luis ha recibido a decenas de viajeros y viajeras en bici y está acostumbrado a la variedad de personalidades. Ninguna le sorprende y de todas aprende. Es habitual que él suba al escenario a dialogar con el conferenciante y su sentido del humor es ya esperado por todo el teatro, especialmente la pregunta sobre cómo se manejaba con el sexo durante el viaje. Tal vez por simpatía hacia mi o por miedo a la respuesta o vaya usted a saber porqué, Luis no me formuló la pregunta. No se qué hubiera respondido.
Decenas de personas colaboraron generosamente tras la charla comprando alguno de mis libros y documentales, y las nuevas bolsas, que pronto estarán disponibles en www.paquebote.com. Unos cuantos acudimos a un bar a cenar y a tomar unas cervezas. Agotado me metí en la caravana a dormir a la una de la mañana. Hoy, sábado, tendría lugar un encuentro informal en el encantador restaurante vegetariano Masala, en Burgos. Era una convocatoria abierta a quien por allí quisiera pasarse. Al final más de 30 personas lo hicieron, lo que ha constituido otro pequeño éxito de este paso por Burgos. Éxito por la calidez de los asistentes y la bondad de sus preguntas.
Tras dos horas de conversa nos quedamos a almorzar y ya por la tarde, regresé a la caravana para dejar la bici, guardar libros y documentales, y escribir esta crónica.
Desde que llegué a Burgos hace dos días no he podido meter la mano en el bolsillo para pagar un café, cerveza o comida. La generosidad con la que he sido tratado aquí supera cualquier expectativa previa. Ha merecido la pena esperar 14 años hasta pisar este teatro, abrazar a estas personas, sentir ese frío cálido de Burgos.
Gracias, gracias, millones de gracias a Luis, Emi, Rafa, Álvaro (ruta 66), Montse…, y todos los que han acudido a estas jornadas.
Burgos cuenta para siempre con un lugar en mis alforjas.
Paz y Bien, el biciclown.
P.D. Días atrás he estado visitando Sevilla, aprovechando que un seguidor, Mariano, me ha invitado a dar una charla en su empresa. Recorriendo la ciudad pasamos por delante del Colegio Notarial. En el año 2.004, saliendo de España para dar la vuelta al mundo en bici, también pasé por ese lugar y me saqué una foto. Mi vida tiene mucha relación con ese lugar pues allí concluí mi vida de opositor a Notarías, para luego encontrar trabajo en una Notaría en Madrid, dejando posteriormente el trabajo para reencarnarme en el biciclown.
Con tantas vueltas que das…es imposible no reencontrarte con amigos Álvaro… jajaja.
Que bien escuchar de las vivencias en las jornadas de Burgos, a ver si alguna vez puedo acudir a ellas.
Las cosas buenas se hacen esperar…
años …..
«NO NOS SIRVEN LOS ZAPATOS DE OTRO PARA CAMINAR»; cuanta razón, a veces soy demasiado impulsivo y esa frase me «resetea» y me hace volver a comenzar, gracias.
Esa bolsa de la compra….. quiero una para la cocinera de mi madre…jejeje
Pasate por aquí rodamos en bicicleta y tomamos unas cervezas! Un abrazo!
En breve las pondremos en paquebote.com Un abrazo a ver si paso por Zafra!!!