Mi bici tenía ya un nombre, Karma, pero no tenía la bendición de ningún lama. Y los días en Bhutan iban terminándose. Mi permiso de quince días no podía ser prorrogado más. El dieciocho de Abril debía salir de Bhutan. Un día antes descendía por fin de las alturas. Bhutan es un país montañoso y cada día me tocaba subir desniveles de más de mil metros. Una tarde descendí tres mil metros de golpe. Afortunadamente los frenos de Karma son muy resistentes.
El penúltimo día bajaba de más de dos mil quinientos metros hasta casi el nivel del mar. La carretera está en obras en esta parte del Este del país. Lo que supone que está destrozada. Prácticamente mantenía la misma velocidad que los coches. Me faltaban solamente veinte kilómetros para llegar a Samdrup Jongkhar y tenía que detenerme a orinar. En una curva, a la salida de Deothang, opté por deterner a Karma y dar rienda suelta a mis líquidos.
A unos metros de donde me detuve un lama parecía esperar un autobús, una nube o a mí. Vestía los habituales colores granates de monje, uno encima de otro como una cebolla. Su cabeza estaba totalmente rapada y solo tenía una pequeña cartera, a modo de banderola, como equipaje. Me saludó y comenzamos a hablar sin que aún me hubiera bajado de la bici. El lama Kunga Tenzin hablaba español. Había visitado mi país en dos ocasiones y había vivido allí durante al menos ocho meses. Era la única persona que encontré en Bhutan que hablaba mi lengua. Pero aún había más magia en aquél encuentro. Le pedí que bendijera a mi bici. Parecía que estuviera aguardando a mi solicitud. Echó mano de su cartera y sacó una cuerda roja.
– ?Esta cuerda fue bendecida hace tres años por el Dalai Lama y la traía para dársela a una persona que esta enferma. Iba a visitarle a su casa cuando te has detenido tu aquí. Creo que eres un hombre de suerte y debes tenerla contigo. Te protegerá? Mientras me explicaba esto anudaba la cuerda a mi muñeca derecha y pronunciaba sus oraciones.
Cuando nos juntamos para sacarnos la foto pronunció la palabra, patata, que es lo que en España solemos decir para aparecer sonrientes en las fotos. Ese hombre no dejaba de sorprenderme. Me subí en Karma, ahora ya bendecida, y partí olvidándome que me había detenido para mear. Tenía que cubrir más de 100 kilómetros ese día. Si lo conseguía tendría premio. Mientras estaba parado por la mañana al borde de la ruta un autobús se detuvo. El guía, polaco-francés, me reconoció por el artículo que sobre mí había aparecido en el diario Kuensel. Quería invitarme a cenar y a dormir en el hotel donde ellos pararían esa noche. Pero estaba a más de 100 kms. Y no todos eran de bajada. Cuando llegué a Samdrup Jongkhar la luz empezaba a escasear.
El hotel donde se alojaba Snafu con sus turistas, suizos y franceses, estaba lleno. Pero Snafu es un mago de los problemas. Me alojó en otro hotel y me dio quince minutos para ducharme. La cena estaba lista. Es amigo personal del 5º rey de Bhutan que, durante la ceremonia de Tsechu en la ciudad de Paro, acudió a saludarlo en cuanto lo reconoció entre la multitud. Lleva años como guía y su sueño es hacerse una casa en Bhutan y venirse a vivir con su mujer francesa. Seguro que lo conseguirá. Snafu viajó de mochilero muchos años y sabe lo que los nómadas necesitamos. Pocas palabras y mucho alimento. Su gesto, deteniendo el autobús e invitándome al hotel, tocó los corazones de su grupo de turistas que, a la mañana siguiente, le pusieron a mis tostadas unos cuantos dólares con los que endulzar más mis días en Bhutan. En Bhutan todo fue magia. Y cuando la magia es buena no vale la pena perder tiempo en tratar de averiguar el truco. Basta disfrutar de ella y dar las gracias al cielo por sus favores.
De nuevo desde Calcuta, Paz y Bien, álvaro el biciclown.
Difícil ruta | Patata, patata, patata |
Snafu con sus turistas | Toda la noche lloviendo |
hola Alvaro, no se si puedes o tienes tiempo para leer los mensajes de tus seguidores que estamos en este momento sentaditos en el sofa de casa. Hace en tiempo que te voy leyendo. Pero cuando vi que habias estado en Buthan…Pudiste hacer la ruta solo? Eres mi otro yo!!!
Decirte que en Barcelona tienes casa.