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Legislación de animales

Hacia solo una hora que el sol se habia levantado y ya venian a buscarnos a la azotea del bar donde dormiamos porque el camion partia enseguida. Recogimos todo rapido y fuimos a discutir el precio. La cosa quedo en 7.500 francos por persona, bicis y bultos aparte. Era excesivo pero habia otra alternativa. El camion que parecia se iba a ir enseguida, partio al final dos horas mas tarde pero sin nosotros. No habia sitio.
Iriamos en otro un poco mas moderno pues solamente tendria unos 25 años.
A las tres y cuarto de la tarde comenzo el viaje de la pesadilla. La ultima pasajera en entrar fue una niña de 9 años que subieron a la fuerza por un lateral del camion y entro llorando y gritando como si conociera la ruta que nos esperaba.

El vehiculo no tenia por supuesto asientos ni techo, salvo unas barras laterales superiores y unos cables deshilachados a los que agarrarse. Toda la mercancia: sacos de arroz, azucar, cajas de conserva, pescado seco, y dos bicicletas con todas las bolsas de viaje se entremezclaban dolorosamente con los huesos de los pasajeros. Los ancianos, las mujeres y los niños de cero a ocho años viajaban como sardinas dentro de la caja del camion. El resto lo haciamos sentados en los ocho centimetros del borde exterior del camion agarrados a las barras trasversales o a las paredes de madera del camion. Medio cuerpo iba por lo tanto fuera, y cuando la ruta se estrechaba y los arboles con espinas arañaban con sus ramas el camion, todos los que estabamos sentados afuera debiamos doblarnos hacia dentro para evitar las caricias salvajes de la naturaleza. El conductor no aminoraba la marcha ni siquiera en los baches mas profundos.
La extraordinaria puesta de sol lo era menos cuando el culo esta dolorido de reposar en una banda de metal de ochos centimetros, y los brazos machados de soportar el peso del cuerpo.

Pero mi dolor disminuia cuando veia la cara de los pequeños, sudorosa e inexpresiva, tras cuatro horas de viaje sin moverse ni para mear. La mayoria de los pasajeros no tenian ni siquiera agua con la que mojarse los labios.

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Ha oscurecido cuando el camion queda atrapado en la arena. Todos menos los que van dentro nos bajamos hasta que el camion sale de la trampa.
Son las siete de la tarde cuando el camion llega a la frontera de Mali. A esa hora esta cerrada y todos debemos hacer noche fuera del camion sobre la arena del desierto. Sorprendentemente el cansancio del trayecto no es comun. Hay quien tiene ganas de que todos bailemos y a las diez de la noche pone la musica a todo volumen.

Sin previo aviso al dia siguiente el camion arranca el motor a las cinco y media de la mañana y todo el mundo corre a ocupar su puesto de dolor.
Como un primer paso hacia la dignidad humana podian pensar en implantar para los viajeros en Mali, la legislacion sobre el transporte de animales en la Union Europa.

Mañana es dia 22 y mi visa ha vencido pero la solucion de este problema la contare otro dia.

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