(Umea) No se si hay ensaladilla rusa en Rusia. No lo podré averiguar. El Consulado de España en San Petesburgo se ofreció a cursar un Visado de visitante para que pueda llegar a conocer un poco ese país. Fueron varios correos electrónicos con la Secretaria del consulado hasta que la mujer me dijo que debía solicitar mi visado en España. Un poco difícil cuando uno está dando la vuelta al mundo, pero la mujer debió pensar que estaba hablando con un hombre de negocios y no con un tipo que viaja en bici por el mundo. La burocracia rusa parece obligar a quién es invitado a solicitar el visado en su país de origen. O tal vez sea una escaramuza para evitar la invitación pues resulta difícil de creer que la mujer desconozca, tras varios correos como digo y habiendo recibido mi proyecto detallado, que no estoy residiendo en España. Es muy posible que se estuviera haciendo la sueca.
Expresión que, ya he comprobado, es ignorada en Suecia aunque practicada en el día a día. Un periodista de la Televisión sueca me escribió para entrevistarme, pero tras contestarle (hasta dos veces) el tipo no responde.
Hace unos días que estoy bajando desde Cabo Norte. Tomé un barco para ir a Kirkenes e intentar ofrecer un espectáculo. En este vídeo te cuento la historia.
He visto caer la primera hoja del otoño ya que en estas latitudes al frío no hace falta hacerle un visado de visita; llega sólo y para mucho tiempo. Por tal motivo cuando me dicen que para organizar el show necesitan una semana, agarro la bicicleta y continúo hacia el sur. Las estrellas fugaces y yo compartimos ese espíritu nómada de no tocar dos veces la puerta. Soy como el arco iris que despunta en la tarde de tormenta, si no estás atento para cuando miras han vuelto las nubes.
Entré en Finlandia, tierra de renos y pinos, y, afortunadamente para mi, sin mosquitos en esta época del año, y crucé a Suecia. Con suerte pues la primera noche que busqué donde acampar un solitario cazador con su perro me invitó a una cabaña. Días más tarde, pidiendo agua en una casa, me ofrecieron, café, cena y hasta una cama. La suerte está a veces del lado de quien no la busca.
Haciendo dos mil kilómetros por mes voy bajando de los 70° Norte. Este mes de Septiembre cruzaré a Finlandia de nuevo para tomar un barco desde Helsinki a otro país, Estonia. Se avecinan grandes encuentros en la ruta con otros viajeros y nuevos proyectos editoriales.La cabeza es una olla de ideas en ebullición. Tengo muchos sueños aún que cumplir, grandes, diminutos, redondos, rodantes…
La Vida es una hoja en blanco dijo alguien, una playa de arena vírgen por la que vamos dejando una huella que la marea borrará un día. No somos eternos ni nada de lo que tenemos nos acompañará en el postrero viaje, el definitivo. Debemos aprender a vivir con la ligereza de las hojas de otoño que son expulsadas de la rama por el viento de la tarde y caen al suelo en un vuelo digno y lento, nada triste, melancólico si pero valiente en todo caso. La hoja no apura su caída mas se entretiene en el vuelo confundiéndose en el suelo con otras hojas de árboles vecinos.
Disminuir la velocidad te hace vivir más intensamente todo que es lo mismo que vivir más. No es preciso beber tres cafes o tres cervezas. Basta poner toda la atención en el primer sorbo. Ver vídeo.
Paz y Bien, el biciclown.