(Arenys). Cada mañana, al levantarte, puedes elegir qué zapatos ponerte. La mayoría de las personas tienen unos cuantos zapatos. Míralos con cariño porque son fruto de tu elección. Un día, muy posiblemente sin darte cuenta, decidiste trabajar un poco más, aceptar la oferta de esa compañía que te tentaba con un sabroso salario mensual a cambio de tus servicios; a cambio de algo más que tus servicios. Con ese sueldo estaban comprando tu tiempo. Tu elegiste dárselo porque te apetecía y porque sabías que con el dinero que te pagaban podías comprarte unos zapatos muy bonitos que habías visto hace tiempo en una tienda camino de casa.
Esos zapatos que ahora estás a punto de calzarte son fruto de tu elección y de tu tiempo. Has elegido trabajar y has renunciado con ello a una parte de tu tiempo. Suponiendo que el día tenga 24h, que los zapatos cuestan 100 euros y que ganas 25 euros por hora, esos zapatos valen 4 horas de tu día. No es mucho.
No es mucho ni poco. Es lo que es. Pero, ¿Cuál es el valor de las cosas?
Estamos acostumbrados a aceptar el valor que tienen las cosas sin pensar antes cuánto pagaríamos por ellas. Cuando la gente me escribe para pedirme una de mis charlas y me preguntan cuánto hay que pagar, no tienen ni la más remota idea de lo que pueden costar. Como mucho tienen la experiencia de que, hace unos años, alguien vino a su lugar (Ayuntamiento, Universidad, Empresa o Instituto) a dar una charla y cobró X. Ignoran si para esa persona ese dinero es su único ingreso mensual, si además percibe un salario por otros conceptos, si le encanta hablar en público y sentirse idolatrado… Decidimos el valor de las cosas comparándolas con otras. Por ejemplo esos zapatos de 100 euros arriba mencionados son caros pues el otro día vi otros por 25 euros. O pueden ser baratos porque también existen zapatos por 300 euros. Sólo nos fijamos en el precio y no en la calidad del producto, en dónde y cómo están fabricados y lo que es para mi más importante, qué placer nos brindará ese producto, llámese zapato o charla.
En el ejemplo de los zapatos es más fácil, pues los podemos tocar, ver y hasta leer valoraciones de otros clientes antes de comprarlos. En el caso de mis charlas no las pueden ver ni tocar antes de recibirlas. Y pocas veces tienen con qué compararlas.
En mis charlas cuento el hecho de que tengo sólo un par de zapatos. Buen además tengo algunas sandalias, pero zapatos, lo que se dice zapatos tengo un par. Son un modelo que me regala la marca Teva (a cambio de nada, esto no es publicidad sino agradecimiento público), y nunca se si al gastarse me van a dar otros. Al principio de la vuelta al mundo la marca Vasque también me dio zapatos e incluso lo hacía la marca Trangoworld. A todos les estoy muy agradecido.
Por las mañanas, cuando me levanto, no tengo que pensar mucho qué zapatos me pongo. Sólo tengo esos. No pierdo tiempo en la elección.
Somos libres de decidir en qué empleamos nuestro tiempo pero si queremos otro par de zapatos debemos trabajar por ello. Del mismo modo si deseas escuchar una de mis charlas tendrás que buscar los recursos necesarios.
Una de mis últimas charlas la ofrecí en Olot y fue organizada y parcialmente subvencionada por un seguidor.
Raúl Alzola fue alumno de un amigo mío (y sin embargo cura, jajaja) llamado Agustín. Un gran amigo salesiano a quien conocí en el 2.003, tras terminar la Vuelta a Sudamérica. Dice que era domingo cuando estaba escuchando el programa de Roge Levando Anclas y que medio dormido oyó mi historia y anotó mi web. Días más tarde me escribió para pedirme que fuera a Urnieta a dar una charla y así lo hice. En el año 2.008 Agustín le regaló a Raúl mi libro África con un par. Dice Raúl que ese libro le marcó profundamente. Se mudó a Olot, montó una mensajería en bici de la que él es uno de los principales bicimensajeros que cada día va repartiendo paquetes y me escribió para que fuera a dar una charla.
¿De dónde sacó el dinero para pagarme? Salió a la calle con su bici y fue parando en los locales y comercios de amigos y clientes. A cada uno le pedía que colaborara con una pequeña cantidad a cambio de incluir su banner en la publicidad del cartel. Dice que en una mañana juntó el dinero.
Decidió emplear su tiempo en buscar los medios económicos y logísticos necesarios para escuchar mi charla. Podía haber ido a comprar unos zapatos.
Paz y Bien, el biciclown.
adquirido una entrada para el sabado diez en madrid, viajare desde mallorca, ansioso de asistir por fin a una charla de un grande!! impecable como siempre estas reflexiones y como las enfocas. Da que reflexionar como comienzas hablando del tema de los zapatos…
Nos vemos en Madrid!!!! Trae una ensaimada pequeña!!
Jaime (Mallorca) quedarás encantado con la experiencia en una charla con Álvaro . Garantía! !
Esto me recuerda a una canción de esta banda venezolana, pero sintetizado mucho mejor. https://www.youtube.com/watch?v=dUpM2ZlqBdc
Muy buenas reflexiones Álvaro, Creo que la sociedad a caído en el circulo inconformable de la necesidad y el consumismo descuidando los placeres sanos de la vida.
Sanos y baratos