el mapa

El mapa está del revés

Sólo había un inconveniente. La ruta estaba descrita en el sentido Seul-Busan y yo iba al revés. Así que donde decía: «al pasar el puente girar a la izquierda…», yo debía girar a la derecha en un puente, sin saber muy bien cuál. El amigo holandés ha elegido esa ruta porque evita las transitadas carreteras principales. Es una buena iniciativa, salvo que las carreteras secundarias en Korea tienen menos señalización que el desierto del Gobi. Y una vez te pierdes no hay manera de encontrarse. Es desesperante preguntar por el camino a un koreano sino hablas su idioma. Pero no me quedaba otra que intentarlo una y otra vez.

Pero los días que leo bien el mapa (del revés se entiende) el camino es hermoso y casi primaveral. Atravesando una Corea muy rural en la que los campesinos no quitan la vista del trozo de suelo que cultivan. Al igual que en Japón no hay gente joven en las aldeas. Quienes se ocupan del campo son lo que en Europa llamaría jubilados. Pocas más semejanzas se pueden establecer con Japón. Corea me recuerda mucho más a China. En los restaurantes hay mucho más ruido y los clientes fuman mientras comen. En los supermercados los productos se venden sin haber salido aún de las cajas y generalmente no tienen el precio marcado. Aunque a diferencia de la India no lo hacen para jugar contigo a la inflación al ir a pagar sino por pereza. Los conductores no aguardan a que el semáforo cambie a verde y la basura se acumula en los contenedores. Pero es que Japón es mucho Japón: pocos pueblos he visto en estos años que piensen tanto en el otro como Japón.

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Pero no se puede equiparar sin más al coreano con el chino. Aquel es un poco más civilizado: no ensucia tanto el medio ambiente (aunque lo hace) ni es tan salvaje conduciendo (aunque alguno ya ha querido llevarme la contraria en Corea). Y por lo demás son hospitalarios o tal vez es que he tenido mucha suerte. En los dos únicos hoteles en que pedí un lugar para poner la tienda acabé siendo invitado a dormir en una habitación sin pagar nada. El segundo era tan bonito que ni pensé fuera un hotel. Creía que era un museo o un templo. El sol del atardecer, inofensivo y conciliador, realzaba el color terroso de las paredes y los nudos de los troncos que soportaban el techo estilo chino. La mujer me comunicó el precio, 100.000 won (unos 65 euros) y en cuanto dije que era mucho para mí me ofreció a quedarme gratis.

hotel

Entre que he perdido el camino unas cuantas veces y que estoy circulando por rutas secundarias he tardado 7 dias en recorrer poco más de 500 kms. No se que me ocurre que hace tiempo no consigo hacer 100 kms al día. Imagino será cosa del invierno que ha acortado mis jornadas. En cuanto el verano asome por la esquina lo celebraré con etapas de tres dígitos. A ver si llego este año a los cien mil. No es un reto; es simplemente que me apetece.

Y no contaba que uno de los contactos que hice en Busan trabajaba en un orfanato y me prometió hablar con la directora el jueves y darme noticias, pero viendo que pasan los días me temo que ha sido otro de esos globos sin aire que a veces tengo que pinchar. Y en la siguiente historia os hablaré de la conexión Kenya-Calcuta- Korea.

Desde Seul, Paz y Bien, el biciclown.

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Almejas gigantes en Busan

3 comentarios en “El mapa está del revés”

  1. Alvaro, recuerda el comentario que te hicieron hace ya algunos años «nadie te ha pedido que venir aquí». LLevo ya muchos años siguiendote. Eres grande, por vivir la vida que quieres y no como el resto del rebaño (cada cual es feliz con lo que tiene, a su manera) pero noto desde que volviste de suramerica un tono que no me gusta, especialmente con la hospitalidad de los lugareños y las comparaciones entre paises y culturas.
    Pérmiteme esta pequeña crítica en el mar de alagos que te llueven cada día, no sin admirar lo que realmente importa aquí, lo que das al mundo y lo que recibes (no siempre en las mismas proporciones).
    Un abrazo muy fuerte y que sigas haciéndole cosquillas al mundo.

  2. Hola Alvaro,leí tu relato como todo lo demás que compartes con los que te seguimos. Qué de historias atesoras!, extraordinario. Me encanta.

    Un saludo y otro para Karma eh!

  3. Alvarito, majo, muchos saludos desde Madrid y un gran abrazo. Eres un fenómeno de la bici y de buena persona. Intento imitarte, pero no te alcanzo. Cuídate y te esperamos de vuelta.

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