Generalmente hay algunos mas, pero no muchos pues la grave crisis de Zimbabwe afecta por supuesto al turismo. A esa hora de la tarde el sol comenzaba a dejar algunas sombras en las cataratas, pero el arco iris seguia sonriendo.
El agua caia del cielo a pesar de que el dia era soleado. El rebote del agua en el rio llegaba hasta mi y me dejaba empapado.
El servicio de parques nacionales me rebajo a la mitad el precio de la entrada, y solo me costo 10 dolares.
Livinstong que dicen fue el primer blanco que las descubrio, aunque es falso, contempla desde la maleza esta sinfonia acuatica. Tambien en el lado de Zambia tiene su estatua, y hasta una ciudad.
La de Zimbabwe se llama simplemente Victoria falls y es dificil caminar por ella sin que te ofrezcan mil actividades turisticas en la moneda que rige el mercado negro, el dolar americano. Su posesion para los zimbabwanos es motivo de carcel, pero necesaria para sobrevivir en el pais con la mayor inflaccion del mundo: mas de mil por cien.
Mi nivel de aburguesamiento no me permitio pagar los 90 dolares por saltar desde el Puente atado con una cuerda, o sobrevolar las cataras en helicoptero por solo 185 dolares quince minutos. A la tarde volvi a Bulawayo en tren. Doce horas y media de viaje, lo que en coche con Ted y Jill Wilmot me habia llevado tan solo 4.