(Irurre). Las promesas más importantes son las que uno se hace a si mismo. No hace mucho tiempo levantábamos la copa de champan para brindar por el año nuevo. En el aire quedaron colgadas los buenos propósitos para este 2.018: más ejercicio, más tiempo con la familia, mejorar el inglés… Promesas que tal vez se llevé el aire. Al final del año veremos. Pero hay promesas de añada, promesas con denominación de origen. Y de ella vengo a hablarte hoy.
Hace unos días he podido cumplir una promesa que hice en el año 2.003. Le prometí a mi amigo Agustín, salesiano, que regresaría a dar una charla al Colegio en el que estuviera trabajando. Dice que supo de mi una noche, escuchando el programa de Roge Blasco, Levando Anclas. Medio dormido apuntó en una libreta que reposaba en su mesilla mi web y, al día siguiente, me escribió un mensaje para que fuera a su colegio a dar una charla a sus alumnos. Fue en Urnieta en el 2.003. Y tras la charla me hizo prometerle que, si terminaba la vuelta al mundo, iría a su colegio a dar una nueva charla. En esta ocasión él estaba destinado a Pamplona y hasta aquí he llegado hace unos días para cumplir esa promesa.
Salí de Barcelona conduciendo la autocaravana, evitando autopistas y pasar de 100 km/h. Siete horas después entraba en Pamplona, en el Colegio de los Salesianos, donde dejé aparcado el Colibrí (de tamaño es un elefante pero de espíritu es ligero).
Ya quisiera haber estudiado en un colegio que decide suspender dos horas de clases para que los chicos atiendan una conferencia en el que un payaso habla de su vuelta al mundo en bici, proyecta un documental, y te lleva de viaje sin moverte de la silla. Durante mi vuelta al mundo solía utilizar los contactos que Agustín me mandaba de los Salesianos por el mundo para ofrecer mis espectáculos. Sabido es que los Salesianos acostumbran a trabajar con las personas más humildes y en los barrios más humildes de los países. Al menos en África. Así fue que he ido entablando un vínculo con ellos.
Más de 600 alumnos llenaron el teatro y aplaudieron la charla. Imagino que debido a que yo era el causante de la suspensión de sus clases.
Al día siguiente partí hacia Azkoitia, donde ofrecería otra charla para otro colegio de Salesianos. En este caso 200 alumnos. En ese pueblito pude conocer además la existencia de un proyecto solidario que verás en mi video del canal de Youtube de la próxima semana.
Llevo unos días que no paro de hablar, y agradezco este momento de silencio para poder escribir esta crónica. Me encuentro ahora en un pueblito de Navarra, Irurre, sentado observando como un tronco va reduciéndose a cenizas. Estoy en casa de la familia de Roberto, el Portu, que me ha cedido este espacio para relajarme, lavar la ropa (la autocaravana no tiene lavadora) y reponer fuerzas. El próximo 1 de Febrero estaré en Zaragoza ofreciendo otra charla en un Teatro con capacidad para 400 personas y al día siguiente en Ejea de los Caballeros.
Con tanto ir y venir aún no he podido sentarme a escribir el libro que tengo en mente, y que ya empecé en Ilha Bela (Brasil) en el 2.015, continué en Casamasella (Italia) en 2.016 y…
Antes de iniciar nuevos proyectos es conveniente cumplir las promesas pendientes.
Paz y Bien, el biciclown.