Si durante el día los vietnamitas sonríen y poco más, a la noche poner un pie en la calle es sinónimo de hacer amigos. En un paseo de cinco minutos recibirás no menos de seis ofertas de lady boom boom. Como no lo he probado no se si se trata de una especialidad culinaria o de un espectáculo culi-nario. Tampoco faltan las ofertas de marihuana. Me recuerda los paseos por la parte vieja de Katmandu (Nepal). En fin, la globalización trae parece ser la uniformidad del gusto y todo los blancos europeos debemos querer lo mismo y por eso nos ofrecen lo mismo. Tras haber recorrido las pequeñas callejuelas de Hoi An, que se vuelven rojas al anochecer, Hue me parece una gran urbe. Demasiado moderna a la noche para mi gusto. Hoi An la prefiero de noche y Hue de día, con sus estudiantes abarrotando pacíficamente las calles con sus bicicletas. Sus mujeres acarreando los bultos con el palo de bambu en equilibrio sobre su hombro y fumando un petardo que también guarda equilibrio en su labio inferior.
Mágico me parece también el número de las estudiantes ataviadas con su Ao Dai ( el vestido ceñido de seda y cuello alto que las convierte a todas en princesa mucho más allá de media noche) que pedalean con arte evitando que el vestido se enganche en la rueda. Su largo y sedoso pelo, recogido en un sencillo pero elegante nudo en la nuca, amenaza también con engancharse en los radios. Pero son mis ojos los que quedan enganchados en su rítmico balanceo a la espalda de las chicas y me quedo como hipnotizado por ese movimiento.
He descubierto en Vietnam además, el pedaleo solidario. El que va en la parrilla pone también sus pies en el pedal aumentando la velocidad considerablemente. Dos pedales cuatro pies. Una bici normal en su construcción pero tándem en su desplazamiento.
Las visitas a la ciudad imperial (lo que queda tras los ataques de los B-52 americanos) y a la tumba de Minh Mang le dejan a uno enmudecido. La tumba se completó dos años después de morir su único inquilino. La puerta de entrada nunca más ha sido abierta desde aquel 1.841. Su cuerpo que colaboró activamente en el nacimiento de 142 criaturas ocupa un túmulo rodeado por una muralla de 1,6 kms de largo y 3 metros de altura. Los pájaros son ahora los únicos que sobrevuelan sus restos. El café está presente ahora en mi dieta diaria pues es un artículo bien consumido en Vietnam. Se sirve en unas pequeñas tazas-filtros de latón que hacen las veces de cafetera. Pesan muy poco y por un cuarto de dólar ya he incorporado una a mis alforjas. En la calle el café vale también un cuarto de dólar. Eso pensaba yo. Hasta que al otro día a mi vecino le dieron la vuelta. Llevo todo el tiempo en Vietnam pagando 5.000 lo que vale 4.000. Pero claro está que estos vietnamitas son listos pero prefieren relajarlo todo con la risa. Si les pido 1.000 de vuelta se ríen y acaban dándomelo. En India hubiera comenzado la guerra y aquí simplemente unas risas.
Son pícaros los vietnamitas pero inocentes como un niño. Con lo que han sufrido sorprende su bondad. Ho Chi Minh es aún el referente de este país y su imagen está presente en la vida diaria como lo está Ataturk en Turquía. Dos países, Vietnam y Turquia, cuyos pasos siguen orientados por héroes del pasado. En breves días entraré a Laos e iniciaré así un mes con un nuevo país por delante. El que se aburre en esta vida es porque quiere. Y aquí debiera acabar mi crónica si no fuera por la contestación que recibí de la Embajada de España en Vietnam a mi propuesta cultural. Para recibir contestación tuve que enviar 3 correos electrónicos. El que tomó la decisión que ahora os trasladaré no tuvo siquiera el valor de firmar su correo electrónico. No es de extrañar a la vista del contenido. Vaya por delante que nunca una Embajada de mi país me ha negado un documento que he ido pidiendo desde mis inicios en el 2.001 en Sudamérica y que certifica que estoy dando la vuelta al mundo en bici ofreciendo espectáculos gratuitos. Algo fácilmente constatable a la vista de las decenas de cartas que las Embajadas han redactado (y a las que estoy agradecido) y los cientos de artículos de prensa, entrevistas en radio o televisión que lo prueban. El sujeto anónimo que trabaja en la Embajada de España en Vietnam y cuyo mail es jorge.gonzalez@maec.es, me responde (a este respecto) de esta guisa.
A dos manos | Puertas para alucinar | Más cargado que yo |
Desafortunadamente, como ve, las Embajadas y Consulados no tienen competencia por sí mismas para prestar apoyo institucional a iniciativas privadas de cooperación que no se enmarquen dentro de los cauces jurídicos previstos en la legislación vigente. A este respecto, puede Ud. consultar las posibilidades que, a este respecto, ofrece el Ministerio y sus organismos dependientes, muy particularmente la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), que cuenta con un variado abanico de posibilidades de apoyo y ayuda a la cooperación.
Gracias a que en las otras Embajadas de los 68 países que he recorrido cuentan con personal menos inteligente, he podido ofrecer, junto con Sudamérica, casi 100 espectáculos gratuitos para llevar la risa a cerca de 40.000 personas. Las Embajadas me facilitan contactos, yo examino la situación, y de común acuerdo con la contraparte ofrezco mi espectáculo si se dan las condiciones.
Ha habido incluso Embajadas (u Oficinas Técnicas de Cooperación o la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) que han organizado conferencias de mi proyecto o Talleres de Clown. La última la de Timor Leste, Dili. Dudo mucho que el Embajador de mi país en Vietnam apruebe la decisión de su subordinado consistente en :
Negarme el referido documento.
Negarme cualquier contacto con ONG,s locales u Organismos a los que ofrecer mi espectáculo GRATUITO.
No dar a conocer mi proyecto en los medios de comunicación local organizando una conferencia o incluso un Taller (esto es lo menos importante pues siendo actividades remuneradas entiendo que no tengan presupuesto) Aunque ni siquiera ha preguntado cuánto cuesta. Con lo que le importa…
No estaría de más que alguno le recordara a ese personaje (de buena onda) lo que este proyecto ha supuesto para miles de personas, sin jugar con Fondos Públicos, sin tener personalidad jurídica, invirtiendo 0% en gastos de administración, sin esperar demasiado (tan sólo un poco de sentido común).
Desde la ruta, Paz y Bien, el biciclown.