Blanco o negro

En esta parte del país de las barras y estrellas se huele, come y habla hispano. San Luis Obispo, Santa Mónica o el Valle de San Fernando (sede de una poderosa industria pornográfica -motor de la economía-) son algunos de los topónimos que el viajero encuentra. El espíritu se me levanta cuando entro a una gasolinera o a un comercio y reconozco los rasgos morenos de la dependienta. Hablamos en español y siento que entre nosotros acaba de crearse un puente, un vínculo que comienza en la mirada, se prolonga en la sonrisa y se consolida en el habla. Por contra, en un supermercado en el que la cajera es estadounidense la habitual pregunta «How are you doing?» («Qué tal?») no aguarda una respuesta sincera. Hay que contestar «Fine, and you?» («Bien, y tu?») y a ser posible sin mirar a la cara.
Un pensamiento fruto de mis casi 10 años viviendo en la carretera: cuanto más civilizado es un país (en términos de economía, educación…, esto es, lo que nos permite catalogarlo como Primer Mundo) menos contacto (real) hay entre sus habitantes. Aquí la privacidad es un valor que hay que preservar manteniendo el anonimato y el desinterés por todo lo que sea ajeno. Eso acarrea inmediatas consecuencias como que por ejemplo la gente no conoce al vecino. Es posible que sean amigos en facebook, pero en la realidad, cuando se cruzan en la calle paseando al perro, no se saludan. Esto no ocurre en países del Tercer Mundo o del Segundo Mundo ( curioso que la gente se olvide de la Segunda División). En Indonesia, por remontarme a lugar de mi pasado, las personas se sientan en el porche o en la baranda y observan la vida pasar. Se juntan para hablar y cualquier persona ajena a la comunidad es inmediatamente identificada, preguntada sobre sus idas y venidas y, de ese modo natural, controlada; en detrimento de la privacidad pero en aras del interés de la comunidad de conocer lo que ocurre en sus arterias. Todos se conocen y hay mucha más seguridad que en países donde no hay absoluto interés por lo que es foráneo, extranjero, lejano, diferente.
Esto me lleva a decir que recorriendo esta civilizada parte de los estados unidos, a poca gente le importa a donde voy y de donde vengo. No encajo en un mundo en el que lo normal es tener un trabajo, familia y teléfono. La sociedad, como si fuera una lavadora en el proceso de centrifugar, expulsa a lo que no sigue las rutas preestablecidas. Si la noche me sorprende en ruta (oscurece a las 5pm) y por no encontrar ninguna carretera secundaria por la que desviarme para buscar un lugar en el que plantar mi tienda y pasar la noche, termino entrando en un rancho gigantesco (tan grande como 400 campos de fútbol) y el dueño me descubre, tengo un problema. El hombre ni siquiera se baja del coche para hablar conmigo, por supuesto no nos saludamos con la mano, y le importa tres pepinos si estoy de vacaciones, si voy al norte o al sur o si he pasado frío esa noche. Estoy es propiedad privada y yo soy poco más o menos un delincuente. En este país cuya tasa de personas obesas debería sonrojar a los responsables de la educación alimentaria, lo que no es blanco es negro. Eres republicano o demócrata, te gusta el beisbol o el fútbol americano, bebes Pepsi o Coca-cola, tienes trabajo o eres un vagabundo. Con su mirada te regalan un código de barras en el que está escrito tu pasado (lo que ellos creen que es tu pasado).
Encontrar mi camino, defenderlo y avanzar es difícil. Y no hablo ya del camino en mi vida sino de la ruta hasta Los Angeles. Como si fuera una tela de araña las carreteras van cerrándose y limitando mis opciones. Debo evitar la Freeway, pues están prohibido las bicicletas, pero en ocasiones es la única opción y en otras me equivoco. Como si el país estuviera vigilado 24h por cámaras, en cuanto entro en la Freeway la policía sale a detenerme. He perdido la cuenta de la cantidad de veces que ha ocurrido. En español les explico que voy hacia Los Angeles y, siendo latino, observo como desciendo a Segunda División y el poli me echa fuera. Si hablo en inglés es mucho peor pues el poli no tiene interés en escuchar las razones por las que he llegado a la Freeway y solo desea leerme la cartilla. En esos casos lo mejor es hablar tu propio idioma y, bajo ningun concepto, mostrarles tu pasaporte. Les enseño una tarjeta de identidad de cuanto colaboré como voluntario en Japón después del Tsunami. Mi nombre y toda la información está en Japones, y en la foto aparece un tipo con el pelo largo y una nariz de payaso. Jugar al desconcierto es la única manera en la que un equipo de Tercera Regional puede ganar al líder de la competición.
Estados Unidos es un país que promueve y hasta necesita turistas. pero que no puede aceptar nómadas sin etiquetarlos de vagabundos y mandarlos a Los Angeles donde el clima les permite vivir en la calle. Si el nómada (perdón, si el vagabundo) llega a salir en la tele entonces será una rara avis denominada aventurero. Algo tolerable aunque no es un modelo que se deba promocionar, so riesgo de que los hijos lo deseen imitar. Desde que son pequeños su futuro está escrito. Estudiar en un colegio te llevará, con certeza de fórmula matemática, a determinada universidad. Y sabrás que podrás trabajar en una empresa concreta con cuyo salario serás capaz de pagar tu deuda contraída para pagar los estudios (miles de dólares). Ese es el juego que quieren que juegues y que permite que todo funcione sin excesivas alegrías y con un sobrepeso de tristeza aceptable.
Nadie que recorra el camino que otro ha hecho previamente descubrirá nada nuevo. Nadie que no arriesgue en su vida y con su vida, ganará.
En los más de tres meses que he recorrido una parte de los Estados Unidos he comprobado que seguir la ruta de en medio no es la opción más sencilla. Las encantadoras personas que han deseado acercarse hasta mi proyecto son las contadas y mágicas excepciones que he conocido. La última Lara. Sin conocerme personalmente me abrió, vía internet, las puertas de su casa en Los Angeles. Su novio está ahora recorriendo el desierto del Sahara en moto y Lara no ha dudado en darme su confianza. Sus vecinos saben que lo que hace Lara no está al alcance de un estadounidense medio: ella se sienta en el porche y desea conocer al extraño que, en cuestion de minutos, pasa a ser su amigo. Lara se arriesga y gana. Su ejemplo debería propagarse como una epidemia pero no ocurre porque el poder de los medios de comunicación publicitando malas noticias que atemorizan a la gente, es mucho mayor.
El pueblo estadounidense le ha dado de nuevo el poder a Obama. Algo que me alegra pues el candidato republicano de haber ganado, hubiera expulsado del país a miles de latinos que intentan jugar en la Primera División con el único ánimo de dar de comer a sus hijos. En algunos estados se votaba además otras propuestas, algunas de las cuales tan curiosas que le hacen a uno pensar que esta sociedad esta enferma. En California la gente podía decidir, con su voto, si los actores porno debían utilizar preservativos en los rodajes de las películas. En el valle de San Fernando ahora se venderán más preservativos.
Paz y Bien, el biciclown.
police
Todo habla español, menos la policía
gary
Gary en San Luis Obispo

8 comentarios en “Blanco o negro”

  1. Je,je. Si quieres hacer buenos amigos en EE.UU. vete hasta Tejas con un par de carteles que digan: Music country sucks and gay life rules.
    Sentirás «la hospitalidad» en tu propia piel…
    Cuídate.

  2. 2.922 dias han pasado y todo ha cambiado!!!
    98 meses han pasado a nada es igual!!
    8 años no es nada si se está haciendo lo que uno quiere, lo que a uno le gusta…. para lo que uno ha nacido.
    Vuela, vuela alto mientras otros intentamos despegar!!

  3. Adáptate Álvaro. Así pasarás mejor los malos tragos en un país «civilizado». No creo nunca que te puedan hacer cambiar tu interior. Ya llegarán mejores zonas donde rodar: donde las personas sonríen mucho a pesar de todo. ¡Felices pedaleos!

  4. En Alemania no te hubieran leido la cartilla, te hubieran multado po cualquier infraccion. El pago ha de hacerse con tarjeta de credito en el momento. Es curioso ver salir a la policia con una maquina wireless para pagar con VISA. Si no llevas el pasaporte encima te detienen, si, te detienen hasta que puedas probar tu identidad.

    Ya llegaras.

  5. Una vez me dijo un trotamundos:huye de los países supercivilizados y de las grandes ciudades como de la peste,y si no tienes otro remedio pasa todo lo desapercibido que puedas.Ellos no te entienden y a ti no te hace falta que te entiendan.Yo si que te entiendo Alvaro.Te deseo lo mejor,sé FELIZ.

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