(Martinsicuro). No te preocupes. Vas a conseguir un trabajo, no será lo que más te gusta pero pagará tus facturas.
El problema es que te volverá cómodo. Si, aunque no te lo creas y pueda parecer una tortura levantarte todos los días con un despertador e ir al mismo lugar a trabajar y con la misma gente, te hará sentir bien, porque no te obligará a pensar ni a crear ni a reinventarte. Puedes poner el piloto automático y esperar que pasen los años y que llegue la jubilación y entonces, sólo entonces, te acordarás de cuál era tu sueño y tratarás de vivirlo. Pero tal vez no tengas salud o tal vez no llegues a la jubilación.
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Yo tenía 31 años y vi ese camino. Lo tenía delante de mí. Era una autopista fácil de seguir, pero me salí, y tomé un camino secundario, lleno de baches y piedras, no tenía mapa ni gps, no sabía muy bien dónde quería ir. Sólo sabía que no quería seguir el camino marcado porque ese camino me llevaría a un lugar que ya conocía, el que la mayoría de las personas estaban transitando y no veía en sus caras señales de felicidad y plenitud.
El camino que tomé sólo tenía una pequeña luz, muy tenue, que seguí con la fe de una monja de clausura, era la luz de la intuición.
Cada año que he pasado en la carretera, cada navidad, cada cumpleaños, cada invierno, esa luz es más y más fuerte.
Ahora han pasado casi 17 años (perdón, 16) desde aquél 8 de Octubre del 2001 en el que me subía a un avión con mi bicicleta y mi payaso rumbo a Bolivia.
El 19 de noviembre de este año, 2017, terminaré la vuelta al mundo. Al día siguiente no se qué hacer, pero eso no me da miedo, porque he aprendido a reinventarme en cada problema, he aprendido a amar la incertidumbre y a resolver cualquier situación. He estado a punto de morir 7 veces. De eso me he dado cuenta después, cuando vas a morir no piensas que es tan grave. Luego te das cuenta de que te has salvado por los pelos. Y cada renacimiento ha sido un empuje.
La vida no tiene ningún mérito sino la dedicas a descubrir y a vivir a fondo, a tope, tu pasión.
Hacer dinero es fácil.
Seguir el camino de tu corazón y dedicarte a lo que amas es mucho más difícil. Yo podía haber seguido haciendo documentos en la Notaria en la que estaba empleado, y hubiera llegado a esta edad con una saludo posiblemente no tan buena, pero con mucho más dinero en mi cuenta bancaria y casi seguro con una familia y algunos hijos. Esa era la autopista que no quise seguir, porque para mi, y hablo desde mi perspectiva, ese camino era fácil, obvio y previsible.
Deseaba sacarle más jugo a la vida, conocer los confines del mundo, los límites de la tierra, abrazar todas las razas y sentir todos los olores, no sólo los de mi tierra Asturias.
El día que descubrí mi pasión y la seguí dejé de trabajar.
Ya no existen en mi vida los lunes, ni los despertadores, ni los jefes. Tampoco el salario fijo a fin de mes, pero, sorprendentemente o no, siempre llego a fin de mes. Tal vez porque he reducido mi nivel de consumo al mínimo. No me emborracho los sábados, no voy a restaurantes, ni duermo en hoteles de lujo. Mi lujo es vivir sin trabajar. Porque cuando amas lo que haces no trabajas: eres libre.
Paz y Bien el biciclown.
Vídeo en el canal de Youtube de cómo vivir sin trabajar.