Estudiando un tema de Filosofía de la ciencia en la Universidad, un afamado científico, Antonio Damasio, afirmaba que nuestro organismo está en una permanente lucha. Vivimos en guerra y esa es la causa de que haya cierta paz o estabilidad en nuestras vidas.
Esa afirmación me recordaba lo que había leído de Heráclito, filósofo presocrático, de que la paz nace de la guerra y de la necesaria lucha de los contrarios. La discordancia, la contradicción y la oposición son el mismo principio de concordancia, armonía y unidad de las cosas mismas, venía a decir el de Efeso.
También representaba el logos, o el Universo, mediante un fuego. Si observas una hoguera, para que la llama se eleve al cielo, es preciso que haya leña, oxígeno, aire circulando…, muchos elementos aparentemente opuestos que son, sin embargo, los que lo mantienen vivo. Si no hay nada que quemar el fuego se extingue.
Tengo un amigo neurocirujano, Curro, que me invitó varias veces a ver una operación en el quirófano y de ella llegué a grabar un vídeo (imágenes que pueden herir tu sensibilidad), y con el que he vuelto a hablar para preguntarle sobre este tema:
- Curro, le decía, ¿dentro de nuestro organismo todo está en calma y por eso nos sentimos bien, o al contrario, hay una lucha sin cuartel que se va resolviendo sin un claro vencedor, hasta que un día, alguien se impone a las demás células o tejidos y se lía una parda, apareciendo un bulto, una tensión en el cuello…?
- Álvaro, me apuntó Curro sin dudar, dentro de nuestro cuerpo hay una lucha continua. Nos nos enteramos, y es cuando las cosas van bien y nada nos duele, pero para experimentar la tranquilidad en nuestro cuerpo que sentimos de forma habitual, es preciso que se libre una guerra permanente en nuestro interior.
Estas ideas me han hecho reflexionar que para Vivir con Serenidad, no podemos eludir las luchas internas o externas que se den en nuestra vida. Los epicúreos entendían el placer como la ausencia de dolor, esto es, evitar el sufrimiento es el máximo placer. Sin embargo mis amigos los estoicos, de quienes acabo de publicar mi nuevo libro Abrazar la incertidumbre, prefieren enfrentarse al dolor con sus cuatro virtudes. Son guerreros.
Esta visión de la paz como resultado de la lucha permanente, me ayuda a ver y entender mejor los conflictos. Tanto los que se dan en el Universo como los que se dan en mi pequeña vida. Cuando discutes con alguien, cuando algo va mal, cuando las aguas están turbulentas, puedes, con esta forma de pensar, llegar a considerar que esa lucha es la que traerá paz, que es la harina con la que se fabricará el pan de tu serenidad.
Pretender pasar por la vida sin experimentar pérdidas, sufrimientos, dolores…, es como querer cruzar el océano Atlántico a nado sin mojarte. Quizás inventen un traje que recubra todo tu cuerpo, de un tejido super elástico que te permita lograrlo, pero por otro lado, te habrás perdido conocer el sabor del mar, su esencia.
Vivir es por ello una lucha como decía Schopenhauer:
La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido.
Aunque el resultado es que resultaremos vencidos, no por ello debemos renunciar a vivir, todo lo contrario. Saber que al final nos disolveremos como la última luz del atardecer en el horizonte, nos debería hacer apreciar más la vida, tomar cuenta de todas nuestras posibilidades, y respirar con serenidad ante cualquier lucha porque sabemos que de ellas depende, irónicamente, la paz de nuestra existencia.
Paz y Bien, álvaro el biciclown.
Recientemente he creado este curso online, que puedes ver toda la vida, para ayudarte a entender mejor la Filosofía estoica y su aplicación práctica en tu vida. A mí me va bien. Échale un vistazo a los 25 vídeos: Vivir con Serenidad.
No estoy de acuerdo con la reflexión.
Si el crecimiento mental del ser humano sería verdad llegaría a una reflexión madura y llegaría la paz
Un abrazo Iñaki
Crecer no es posible sin decrecer.
Respirar sin no respirar.
Volvar sin aterrizar.
Paz sin guerra