Los Cabos (Mexico). En un día he tomado tres aviones. Tomar en el sentido de subirme a ellos y viajar, no en el sentido de tomar/beber que tendría aquí en México. Cuando viajas llegas a otra cultura y debes ir observando cómo se hacen las cosas, qué palabras usan, para intentar integrarte lo más rapidamente posible. Eso es inteligencia emocional.
En el avión más largo de todos, casi doce horas, casi todo el mundo estaba viendo una película en la televisión personal del asiento de delante. Desde mi posición, todas las televisiones del avión emitían imágenes coloridas, impactantes y cambiantes. Parece que la mayoría de la gente estaba viendo películas de acción /violentas.
Cuando escribo este signo, /, significa que puedes entender la frase con una palabra/ u otra.
Lo que quiero que te quede claro es lo siguiente: si todo el mundo ve tantas películas de acción / violencia, ¿qué tiene la gente en la cabeza?
Muchas de las escenas eran muy brutales. No es que fueran dos personas peleándose, sino que en la vida real, solo uno de los diez puñetazos que se asestaban serían suficientes para dejarte en coma.
Me dediqué a terminar de leer el libro Budismo sin creencias y el de Hawkins llamado Dejar ir.
Dos libros que tienen en común una forma de ver la vida que me resulta familiar. Entender la vida no como un final sino como una transición, más o menos corta, de nuestra forma de manifestarnos en el Universo.
No somos lo que pensamos, ni lo que hacemos, ni lo que comemos… Somos algo muy diferente e innombrable.
Pero si no nos detenemos a pensar, si no paramos de hacer cosas, si comemos basura, acabaremos siendo simplemente eso que pensamos, hacemos o comemos.
Me preocupa que la gente camine con el teléfono en la mano, en posición de ir a ver inmediatamente un mensaje, aunque no lo hagan y sigan caminando.
Me preocupa que la gente tenga un aparato que, cuando pita, les capta la atención y les obliga a mirar la pantalla o la última notificación.
La gente ha perdido la conexión consigo misma, aunque ha ganado la conexión en el avión.
Estoy en Los Cabos, por segunda vez en mi vida, y por el mismo motivo que la otra vez: dar una conferencia.
En tres días estaré de regreso a España. De nuevo tres aviones y supongo que de nuevo las pantallas de los asientos arderán y habrá peleas.
Yo abriré otro libro y me pondré a leer intentando construir algo mejor, algo más sereno y más reflexivo.
Mientras eso llegue, llenaré la bañera de agua y me relajaré en silencio.
Paz y Bien, álvaro neil.