no me llames turista

Paga y sube

Cada dos horas hay barco a Lombok desde Padang bai, una villa con una playa tan atestada de barquitos para llevar a turistas a bucear, que es imposible nadar en sus aguas. Pero eso ni a los turistas ni a los locales les importa. La hora del Internet se incrementa siete veces porque los turistas lo pueden pagar sin problemas. El turista en Bali consume lo que le den, sin cuestionar la moralidad de su inversión, pues está de vacaciones y no quiere problemas. Parece que el dinero puede comprar soluciones.
Aún y con todo eso he disfrutado Bali, pero sobre todo el no turístico, el de los templos hindúes con ceremonia diaria, donde las ofrendas van dirigidas a las deidades malas pues según la visión hindú de Bali, los dioses buenos no necesitan oraciones pues ni ofrendas, pero a los malos hay que tenerlos contentos. Lógico razonamiento que dejaría en paro a todo el santoral de la Iglesia Católica.
Lombok es una isla dominada por el volcán Rinjani (3726m). El segundo volcán más alto de Indonesia y uno de los más activos. Tan sólo desde el año 1.997 han convertido la zona en Parque Nacional. Más por la vorágine de consumir las divisas de los turistas que por el deseo de proteger esta montaña sagrada, como lamentablemente tuve ocasión de comprobar. El camino hasta la cumbre ha estado cerrado más de tres meses, por las constantes erupciones del cráter del volcán que alberga un enorme lago de aguas camaleónicas. El día catorce de septiembre han vuelto a abrir el camino a la cima. El acceso a la montaña está prohibido para montañeros solitarios. Según uno de los guardas, lo hacen para proteger a los turistas, obligándoles a contratar guía y porteadores. Aunque no fuera obligatorio contratarles los turistas lo harían. Pues ni tienen el equipamiento (tienda, cocina?) para caminar por la montaña, ni tienen el deseo de acarrear 20 kilos de peso cuando, por un puñado de dólares, un local se lo puede llevar. Pero yo no soy, una vez más, turista. Tengo el equipo necesario para vivir en la montaña y, aunque tengo esos dólares, no disfruto lo mismo la ascensión si alguien me lleva mi mochila. Es más cuestión de principios que de recursos económicos.
Solicité permiso en la oficina que gestiona el Monte Rinjani, en Lombok, para ascender en solitario y me lo concedieron. Cuando al día siguiente llegué a la entrada del Parque Nacional, el guarda me prohibió ascender en solitario. El Monte Rinjani es la gallina de los huevos de oro y su gestión está siendo disputada entre varios organismos locales. Uno de ellos, con el que hablé en Lombok, y el otro el Parque Nacional. Durante más de una hora traté de convencer al guarda que mi seguridad no era un problema y que era un experto montañero. Ni siquiera cuando caminé por el Himalaya hasta el Campo Base del Everest fui obligado a llevar porteadores o guía. El guarda me remitió a una oficina local, Sembalun Trekking Center (cuyo director es su mujer, Nelly) donde podría contratar al menos un guía. Nelly llegó a ofrecerme pagar la tarifa del guía pero ascender solo, sin el guía. Con lo cual el tema de la seguridad de los turistas se la trae al pairo, no así sus dólares. Como no había manera de eludir el guía, y se hacía tarde para ascender, decidí contratarlo. El guia no hablaba inglés, caminaba con chancletas, no tenía reloj, ni linterna. Tras 6 horas de caminata llegamos hasta el basurero del campo base, a 2.600 m. Los porteadores cortan árboles para encender el fuego (en un Parque Nacional!) y hacen sus necesidades en el arroyo del que los demás bebemos agua. Tal vez porque solo hay un baño y no tiene puerta. El día que yo ascendí había 7 tiendas, es decir, al menos 20 personas.Allí dormimos hasta las 2,30am del día siguiente. Yo dormí en mi hamaca y el guía en su tienda. Le desperté para ascender pues como digo, él no tenía reloj. Le alumbré durante la ascensión pues, como decía, él no tenía linterna. Y cuando faltaba una hora para llegar a la cima me di cuenta que el guía no estaba conmigo. Se había quedado en el camino, en el último descanso que aprovechó para fumarse un cigarrillo. Llegué a la cima justo a tiempo de ver la hermosa puesta de sol, con el volcan bramando y expulsando gases de fondo. Al regresar al basurero del campo base fui a ver al guía que dormía en la tienda. Me dijo, en bahasa indonesia, que descendió porque estaba cansado.
Los comentarios los dejo para vosotros. Nueve horas de caminata más tarde alcanzaba Sembalun, cansado, hambriento y sucio por las cenizas del volcán que ocupaban cada rincón de mi cuerpo.
Desde Lombok, rumbo a Flores, Paz y Bien el biciclown.

P.D Dos apuntes rápidos. Una gran sorpresa está a punto de nacer estos días. Y el webmaster de esta web no ha podido aguantar más tiempo soltero y lo celebra este fin de semana. Suerte Fernando y disfruta del día más importante de tu vida.

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Turistas con mayordomo Porteadores
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Campo base y mi guia Ultimos metros

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