Los conductores van a toda leche, y sobre todo los de los autobuses pequeños, como se ve en una foto en la que a lo lejos aparece el bus escorado a estribor por causa de la inercia y la velocidad.
Pero en esos muertos no computan los monos que matan los habitantes de la zona para sacar recursos. La carne no es de lo más sabrosa, y lo es un poco más la del puerco espín que también venden. Esa pareja de monos muertos me la ofrecieron por menos de 15 euros.