En el año 1987 comenzaba mis estudios de Derecho en la Universidad de Navarra. Ese mismo mes, mi tío José Angel, me sentó en el salón de su casa en San Adrián (Navarra) y me hizo escuchar a Pat Metheny, a Keith Jarret, a Andreas Vollenweider… MIs oídos no comprendían aquéllas músicas carentes de una melodía clara y diáfana, canciones de más de quince minutos, instrumentales, ni siquiera había voces. Así comencé a aficionarme al jazz.
Cuando llegué a Pamplona una radio me acompañaba en la habitación de la oscura pensión de la calle Pascual Madoz. Por las ondas descubrí un programa que emitía precisamente aquélla música que mi tío me había mostrado meses antes. Allí estaban Pat Metheny, Keith Jarret… y tantos otros que comencé a saborear. Los programas eran de madrugada, uno a la semana, y los grababa en una cinta de casette para oírlos de nuevo durante la semana. El programa se denominaba Cuando los elefantes sueñan con la música, y el autor era Carlos Galilea.
En el año 2010 me encontraba recorriendo China y, con el invento de los podcast, volví a escuchar a los elefantes. Le escribí a Carlos Galilea narrándole mi emoción de volver a conectarme con la música que amaba. Nunca he sabido si él programa la música que me gusta o si me gusta la música que programa.
Carlos no habla mucho en su espacio. Se escucha la música, algunas notas técnicas…, eso es todo. Un día disfrutando el podcast aluciné al ver cómo me mencionaba. Entonces le escribí para agradecérselo y pidiéndole si no le gustaría ser el narrador de mi documental La Sonrisa del Nómada. Sin muchos rodeos aceptó. Su voz es la que se escucha en el documental.
Hoy se cumplen 30 años de programa y estoy en Italia escuchándolo mientras voy escribiendo este artículo. Una vez más menciona mi proyecto y aprovecho este artículo para mandarle un saludo y para recomendaros ese programa, Cuando los elefantes sueñan con la música, en el que escuchan canciones demasiado elegantes y sutiles para que lleguen a las masas. Mi conocimiento musical ha crecido gracias a Carlos. Sin él estos nombres no me harían vibrar, Zambujo, Rosa Passos, Rita Lee, Adriana, Lokua, Milton, Hamilton, Melody, Toto la Momposina, Moreno, Joao…
Gracias Carlos por haberme enseñado tanto.
Paz y Bien, el biciclown.