Y a cada país me reafirmo más en la idea de que este mundo funciona gracias a la sensibilidad y generosidad de ciertas personas y muy a pesar de las supra mencionadas instituciones que devienen una traba para el bien común. Nuno e Isabell son ejemplo de lo afirmado.
Los 120 kms desde Gunun Sitoli hasta su casa en Teluk Dalam, en la isla de Nias, fueron muy duros. Mucho calor, cuestas dignas del Angliru, y pocos lugares donde comer algo. Pero la fe, sino mueve montañas, mueve mis piernas. Sabía que si llegaba a Teluk Dalam tendría recompensa. Reencontrarse con unos amigos que conocí hace más de cuatro años y en aquél entonces solamente dos días, era una maravilla. El camino me ha enseñado que la mejor carta de presentación es el corazón. Y con el abierto nada puede fallar. Y si falla es que lo hemos aireado en el lugar erróneo. Ellos han hecho mi estancia en Nias unas vacaciones dentro de mis vacaciones. Desde que dejé mi trabajo en el año 2001 estoy veraneando. Trabajo por placer no por dinero. No tengo jefe sino conciencia. Y no tengo horario sino una cuartilla en blanco en la que mis experiencias marcan mis días. No celebro la navidad sino los encuentros. No solo pedaleo a la velocidad de las mariposas sino que me enamoró, me río, escribo, me afeito y canto a la velocidad de esos lepidópteros.
Hacer el espectáculo número 50 no fue sencillo. Junto con algunos voluntarios de la Cruz Roja local (a la que agradezco enormemente su ayuda) invitamos a algunas escuelas y orfanatos. Es una pena que no vinieran todos los que dijeron que iban a venir. Suele ocurrir cuando trabajas de gratis. Pero en fin, ya es tarde para cambiar de mentalidad. Ellos y yo. La Cruz Roja española alquiló el salón parroquial y me facilitó mi labor estos días con la única conexión fiable a Internet de la isla.
La risa es cada vez más un milagro. Y si no que alguien me explique cómo, sin hablar la lengua local, gentes que nunca habían visto en su vida un clown, podían partirse de risa. Pero nada, o casi nada, en esta vida es casualidad. Todo es fruto de nuestro trabajo y nuestras experiencias. Que cada vez haya más gente que me ayude con el Proyecto MOSAW no es casualidad. Es fruto, tal vez, de la honestidad en mi propuesta, de mis casi cinco años de recorrido en bicicleta por el mundo, y de las 50 veces que ajusté la nariz de payaso sobre mi rostro.
Mil gracias a la Cruz Roja local, a la española y sobre todo a Nuno e Isabelle por cumplir su promesa, cuando por mail me dijeron ?Bueno, aquí tienes 2 niños grandes esperándote, que nosotros también queremos cosquillas Esperamos noticias tuyas
Abrazos y sonrisas.Tus amigos nuno e isa?.
Saliendo de Nias, rumbo a Sumatra, Paz y Bien, álvaro el biciclown