¿Qué convierte una aventura en grande? Puede ser la magnitud de la empresa, por ejemplo una vuelta al mundo en bicicleta que dura más de diez años.Bien, reconozco que cuando inicié mis primeras pedaladas en una mañana gris asturiana con destino a la salida de mi periplo por la Tierra, sentía nervios, mariposas revoloteando en mi estómago. Y hoy tengo esa misma sensación.
Mi aventura es mucho más pequeña, si la consideramos en números. No serán trece años de viaje, no visitaré 117 países…, apenas cruzaré un par de naciones y en uno o dos meses estaré de regreso. Pero la sensación de crear, de ver nacer un nuevo proyecto, está latente.
En este vídeo de Youtube te cuento detalles de este viaje que arrancará con las primeras luces de Agosto. A juzgar por la cantidad de visualizaciones en las primeras horas de publicación, el interés de la audiencia por cualquier aventura que emprenda es directamente proporcional a la emoción que yo sepa transmitir. Y de esto quería hablar.
La aventura que emprendas en tu vida puede ser enorme en términos objetivos: una vuelta al mundo en bici más de diez años lo es.
Pero también lo puede, y debe, ser en un aspecto subjetivo: para ti debe ser emocionante y eso no está relacionado con el tamaño de la aventura sino con el número de mariposas revoloteando en tu estómago.
Si condicionamos esa sensación de día de Reyes, ese ambiente de novedad, frescura y amanecer, a acontecimientos objetivamente grandiosos, estaremos limitando nuestro gozo a dos o tres momentos puntuales de la vida: un nacimiento de un hijo, la graduación en la universidad, superar un cáncer…
¿Y si convertimos las pequeñas emociones en GRANDES EMOCIONES, aplicándoles la fórmula del paño?
Le llamo la fórmula del paño a ese acto en el que frotas un pendiente de plata con un paño y logras extraer un nuevo brillo que ya existía en ese pendiente pero que por falta de cariño y de atención no lo veías. La emoción es como ese pendiente que espera que le saques brillo. La tenemos, solo falta prestarle más atención. Al hacer la lista de lo que debo llevar de viaje, al comenzar a preparar la logística, buscar rutas, transportes hasta el punto de salida…, la emoción va creciendo, lenta y firme, hasta una mañana en que comienzas a señalar en el calendario los días que restan para arrancar.
El itinerario no importa tanto como el porqué del viaje
Desde que descubrí la importancia de vivir con propósito, aplico esa técnica a cada cosa que hago. Le dedico más tiempo al porqué lo hago que al cómo hacerlo, que a los detalles de la aventura. Tener un porqué te asegura no hundirte cuando las cosas no salen como imaginabas. Si, por ejemplo, no llegan los repuestos que estaba esperando, el porqué me sirve para recordar que yo no he hecho este viaje para probar nuevo material, sino para sentir mariposas en el estómago. Y estás no dependen de otra cosa que de tener siempre un horizonte cambiante delante de mí. No importa que el barco que pensaba tomar de Barcelona al norte de Italia no funcione por el coronavirus. Iré en bici o en tren o…, lo importante es que al tener un porqué encuentras respuestas para cada obstáculo. Y cada solución que descubres te vuelve mucho más fuerte.
Esta es la magia del propósito, que te vuelves más creativo, más positivo, con más energía, mas enfocado en lo que haces. El propósito es como una luz que es más potente cuanto más oscura es la noche.
Contar historias
Siempre me ha apasionado contar historias, las que no aparecen en los medios de comunicación. Contarlas en mis libros o en algunos pequeños vídeos me permite estar conectado con lo que experimento y con las personas que me siguen y que no tienen esa oportunidad de viajar.
El viaje es en si una historia. La vida es una historia que nos contamos. No tenemos que dar muchas explicaciones a nadie y solo la muerte nos va a recibir al acabar el viaje con un abrazo que, será cálido o frío, en función de cómo la gozáramos. A la muerte le trae sin cuidado tus dígitos en la cuenta bancaria, tus títulos y tus propiedades. La muerte solo te va a hacer una pregunta antes de darte su abrazo final ¿La has pasado bien en tu viaje y te vas con la conciencia tranquila de haberlo hecho lo mejor posible?
Mi trabajo, día tras día, es llegar a elaborar una respuesta contundente para ese momento. Una respuesta que no debe ser otra que SI, lo he pasado bien, la he gozado, he dejado las cosas un poco más limpias, un poco más ordenadas y he frotado la vida con un paño.
¡Vamónos!
Paz y Bien el biciclown.
La aventura de que llegue a mis manos un pin con su frotador, como si de Aladino se tratara y la lámpara el pin llevara…, propósitos de cumplir deseos para seguir revoloteando con brillo.
Gracias por lo que escribes y compartes.
«Frotar la vida con un paño»..❤..así sale el genio.. y tu lo tienes bien claro..Da calorcito leerte en este invierno sudamericano..Abrazo
El viaje ya empieza en el momento en el que te lo propones y pones manos a la obra para llevarlo a cabo. Qué tengas un buen y bonito viaje y vengas con ilusión para contárnoslo.
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