En estos seis días he subido 7 pasos. Algunos de casi 4.700 metros. Y algunos asfaltados pero otros, como el Daxshuesan, abarrotados. Es decir, con barro hasta los topes. Un barro que no solo me impedía pedalear sino casi hasta caminar. Provisto de una rama iba, cada cien metros, limpiando el barro acumulado en los puentes de los frenos delantero y trasero de la bici. Cuando dos días después llegué a una ciudad, por más que estaba cansado y hambriento, no pude dejar de detenerme en un lavado de coches para pedirles prestada la manguera y lavar a Karma. Me daba pena verla tan sucia. Con lo que me había ayudado hasta allí. Si la bici está limpia parece que mi alma también.
En todo este tiempo he visto más yaks que personas y mis conversaciones eran monólogos en la tienda antes de dormir. Teniendo agua y un poco de comida ya podía buscar donde poner la tienda. Aunque en estas alturas no se pueden cometer errores. Si acampas cerca de un arroyo la humedad te impedirá dormir de frío y si colocas tu tienda en un espacio muy abierto el viento puede llevarte antes de lo previsto a tu destino. Volando. Lo ideal es un espacio protegido orientado hacia el este. Así por la mañana el sol te vendrá a despertar a la tienda. Salvo el día que tenía que coronar el Kuluke pass (4.700) que por muy orientada hacia el este que la tenía amaneció con lluvia y nieve en la cima. Y eso que estamos en Junio.
La noche antes de llegar a Litang acampé en un valle con el último rayo de sol. En un exceso de valentía me duché con agua que había recogido de un lago. Estaba helada y, al terminar, me fui corriendo al saco para entrar en calor. Cuando salí el cielo ya estaba repleto de estrellas. Pero no mezcladas sino formando perfectas constelaciones claramente identificables. Sin una luz eléctrica en cientos de kilómetros a la redonda el cielo tibetano es siempre un estreno de cine. Hasta vi una estrella fugaz. No tuve que pedir un deseo. Este vino a mi. Llegar a Litang. Allí podré descansar al menos un día, lavar la ropa, ajustar a Karma, y preparar otra dura semana tibetana que quedará siempre en el recuerdo como uno de los lugares más maravillosos, y duros, para recorrer en bici.
Desde las alturas, Paz y Bien, Álvaro el biciclown.
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Subiendo |
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Holaaa!no se si entenderas español pero bueno,te seguimos desde Uruguay con mi compañera,también viajamos en bici,nos compramos un tandem y por ahora andamos en la vuelta de nuestro pais.Un fuerte abrazo y fuerza.Cuidese.
Mis respetos y admiración, por tu manera de ver la vida y de recorrer el mundo. Espero que cada dia que pase, tu vida se enriquezca con nuevas experiencias y las puedas seguir contando. Mi apoyo y felicitación. Espero que disfrutes de este territorio, el cuál, es el techo del mundo y uno de los lugares, más bellos de el mundo ( precisamente, estoy leyendo un libro » La cruzada de Himmler; la verdadera historia de la expedición nazi al Tíbet «, de Christopher Hale ). Un saludo.
Soy pallasso profesional,he actuado en los campos de refugiados del Sahara occidental y en multiples hospitales,orfanatos,etc.de Albania.Siento una gran admiracion por tu filosofia de vida.
Yo creia que actualmente no existian heroes,estaba equivocado.Un fuerte abrazo,desde Barcelona.