A la mañana siguiente el cielo se vistio de azul turquesa para desayunar conmigo. A mas de 3.000 metros, una taza de café sabe a Gloria celestial. En la bajada, numerosas cataratas se descuelgan de la montaña. Su sonido me recuerda la ducha que ayer no me pude tomar. A 5 grados no encontre el valor para hacerlo. Con sol todas las cosas se ven diferentes en este reino del silencio. No hay cables electricos, no hay coches, practicamente no hay personas. Solo la naturaleza y tu, un ser privilegiado que puede disfrutar esos momentos para siempre imborrables.
Deslizarse por estas pistas en moto o en coche no te permite disfrutar de todos los sonidos de la naturaleza, de ahi la ventaja de la bici.
Importante profundizar en los libros y comentarios de la experiencia de Alvaro….Se pueden sacar conclusiones mágicas para nuestro cotidiano y rutinario día a día…:)Lovelife:)