Un tren super rápido me ha traído desde Shanghai a Nanjing para conocer, tras dos años, a la persona que se escondía detrás de un generoso aporte en mi cuenta de la Caixa. Sólo sabía que el mentor hizo el ingreso desde Nanjing. Mucho más tarde me enteré que era un español que vivía aquí hacía 18 años, casado con una china y con un hijo de nombre catalán: Joan.

«Para que decir más. Tu necesitas el dinero y eso es lo que cuenta«.

Piensa en retirarse en cuanto cumpla 50, le quedan solo tres años, y sueña con recorrer un poco más la China (of couLse) enseñando inglés en las escuelitas, tomando te con los campesinos, viendo el sol esconderse detrás de los arrozales, y bebiendo los últimos años de su vida a sorbitos.

El miércoles por la mañana he ofrecido en la Escuela Internacional a la que acude su hijo una conferencia. No suelo frecuentar esas audiencias pero él me lo ha pedido y eso es motivo de sobra. Asistía él con su mujer en primera fila y algún profesor. Pero sobre todo alumnos ávidos de conocer y de descubrir cómo puedo vivir en una bici. Si el director del Colegio se hubiera pasado por la sala hubiera descubierto lo que a los alumnos realmente les interesa en esta vida. Nada de matemáticas, chino o historia, no: la vida de una persona en bici por el mundo.

Me quedan unos días para poder terminar el libro de Asia, también para ir empezando el guión de La Sonrisa del Nómada. El trabajo creativo se acumula pero tras tres años sin una parada larga parece que mi parte creadora estaba simplemente aguardando el momento oportuno. Gracias una vez más a Álvaro que me ha brindado un verdadero lugar para descansar en Shanghai, a Julio que viene con el relevo y a mi amigo y su familia de Nanjing, cuyo nombre no revelo porque seguro que lo considera innecesario.
Me recuerda a algunos clownfunders que han aparecido por la web: anónimas bellas criaturas.

Desde la antigua capital de China, Paz y Bien, el biciclown.

	El hombre misterioso Conferencia en Nanjing International School