Uno de las personas que siguen mis andanzas me habló de una ong que trabaja en la capital con los chicos humildes y decidí intentarlo. Me entrevisté durante dos horas con una de las trabajadoras de la ong. Iban a realizar un taller para fomentar la creatividad y el emprendimiento entre los jóvenes más humildes del barrio. Lo ideal no sería pues regalar sin más sonrisas, sino llevarles un mensaje de cómo ejecutar y cumplir los sueños más profundos para que pudieran inspirarse y emprender sus propios sueños. Así que le ofrecí dar gratis una de mis conferencias el lunes. Como aún era viernes, sólo le pedi un lugar donde poder dormir dos noches. Es decir, un pequeño apoyo logístico. Pero nadie de la ong pudo brindarme su hospitalidad, a salvo las oficinas de la propia ong que ellos mismos desaconsejaban pues el barrio no era en absoluto seguro.
Recuerdo el proyecto de Sudamérica en bici (2.001-2.003), cuando llegué a Sarmiento (Argentina) y la municipalidad se movilizó en 24h para llenar el salón de chicos de la calle. Como cuento en el libro Kilómetros de sonrisas, sólo si la voluntad de llevar una sonrisa a la comunidad es más fuerte que la burocracia será factible realizar espectáculos, conferencias o talleres de clown. Mis principios de actuación en esta vuelta al mundo siguen siendo los mismos que en el 2.001: llevar una sonrisa a lugares donde no llega la cultura, o brindar una alegría a grupos marginales, desfavorecidos o en situación de riesgo o víctimas de violencia, injusticias o catástrofes naturales. Al igual que la ong Payasos Sin Fronteras (felicidades a Tortell por recibir el Premio nacional de circo 2013), no actúo en cualquier escuela o cualquier esquina: lo que me mueve a trabajar como clown es un público especial o una causa olvidada. Siempre he pensado que las instituciones españolas en el país son los mejores canales de información de lo que ocurre allí, de dónde están las poblaciones marginales, de quién es más indicado para recibir esos espectáculos. Sus contactos locales me podrían ayudar a encontrar una contraparte a la que dirigirme para regalar sonrisas. Y si es cierto que así ha sido en África donde incluso los cónsules me acompañaban al terreno para realizar el espectáculo o me abrían su casa como prueba de su empatía con mi labor, ahora es muy diferente. Ni siquiera buceando en la web del ministerio de asuntos exteriores encuentras una dirección de correo electrónico a la que dirigirte en el país concreto y, cuando la hay, o bien tardan semanas en contestar o bien la dirección no existe pues la han cambiado pero no lo han modificado en la web. Así me ocurrió en El Salvador donde, gracias a twitter, pude dar con la verdadera dirección del centro cultural español, pero para entonces mi propuesta llegaba ya con la agenda cultural cerrada o, lo que es peor, no sabían dónde podía ofrecer mi espectáculo. También escribí a la Agencia española de cooperación cultural en el país, pues se que hay muchas ongs españolas trabajando aquí, pero sin respuesta. Y cuando les pedí el correo del cónsul me dijeron que ya se pondría él en contacto conmigo. Lo que es tanto como decir: niño no molestes más y siéntate ahí atrás.
Sirva todo este rollo para calmar la voces de los que por correo le reclaman a mi clown más trabajo y menos ferias. Estoy moviéndome en bicicleta, y mi acceso al internet es muy limitado, por lo que no puedo estar buscando horas y horas información online para planificar una estrategia. Me muevo por impulsos, por corazonadas y gracias a la gente que por el camino va brindándome pequeñas pistas voy descubriendo lugares donde actuar. El último en un centro de migrantes de Saltillo (México) cuya historia aparece fielmente retratada en este video de www.storyhunter.tv
Dejo la capital de Guatemala para empujar a Karma por esas rampas del 17% que han hecho famoso a este país centroamericano entre los cicloviajeros. Un país volcánico como este no tiene cuestas sino rampas que apuntan directamente a la última nube. Y me adentro rumbo a la Laguna de Ayarza aún a sabiendas de que no beberé sus salobres aguas pues el descenso a la laguna es más empinado que al infierno. Comparto ruta, polvo y piedras con alguno de esos autobuses de pollos (chicken buses en inglés) cuyo aforo sólo encuentra frontera en las ansias de ganancia del conductor. Es domingo y a las tres de la tarde yo parezco ser el único ser en esta zona que no está ya borracho. Los hombres se resguardan del persistente sol en la sombra alcohólica de la taberna. El único lugar plano para colocar mi tienda son los aledaños de una Iglesia católica. Aunque no parece que se pueda robar nada de ese lugar cuyas puertas metálicas están cerradas a cal y canto, un hombre custodia, con un sueño ligero, el edificio de sólido cemento y sin ventanas. Carlos emerge del plácido sueño y, con la suerte de hablar el mismo idioma, le comparto mi idea de pasar allí la noche. Asiente y vuelve a su eterna siesta. Apenas son las cuatro de la tarde pero ya no puedo seguir peleando con más cuestas y desconfío de encontrar otro lugar plano. Por suerte estoy tan cansado que no puedo plantar la tienda y me tiro en la hierba a recuperar el ritmo cardíaco normal. Una hora después, aunque el tiempo no cuenta cuando te falta el aire, unos hombres se acercan. Botas camperas, tejanos y sombreros de cowboy. Casi todos con la misma sonrisa metálica: muchos han sustituido sus dientes por otros de plata u oro. Igual que las mujeres hacían en Asia Central. Aunque aquí más que síntoma de belleza lo interpreto como síntoma de falta de cepillado. Un hombre que se niega a darme su nombre me insta a que me vaya.
«Hace un mes quemaron, vivos, a dos hombres aquí. Soldado avisado no muere en batalla, y mejor te vas»
Para quién ha recorrido ya casi todo el mundo, comunicándose con personas que no hablan el mismo idioma y con culturas tan radicalmente diferentes, es muy difícil de entender no poder comunicarse con alguien que habla tu mismo idioma.
Le explico que estoy muy cansado, que si sigo no se dónde podré dormir, le suplico que me lleve a su casa, me proteja, me ayude…
Más vecinos llegan al lugar y me encuentro rodeado de más miradas frías y sonrisas petrificadas; me siento más solo que entre los masais en África, más desprotegido que en el desierto del Gobi y un sentimiento que hace muchos años no me visita se instala en mi corazón: tengo miedo.
Me voy sin conocer el nombre de mi interlocutor cuyos dientes destellan con el falso brillo del oro barato. Unos kilómetros apenas más adelante, o lo que es lo mismo dos cuestas más tarde, llego a Los Anones. Allí hay un cuartel de policía y me dejan pasar con ellos la noche.
Cuando les narro mi encuentro con la friendly comunidad en la Iglesia de más atrás, un policía enciende su teléfono móvil y me muestra un vídeo. El vídeo de cómo quemaron vivos a dos hombres que, supuestamente, eran ladrones. Atónito veo cómo, no sólo los quemaron vivos, sino por partes (primero los brazos y las piernas y luego el resto) y en presencia de más de 30 policías. Muchos de los cuales eran, esa noche, quienes supuestamente protegerían mis sueños: mis compañeros de cuarto.
«Había más de 500 personas de los pueblos de alrededor, niños, mujeres y hombres, dispuestos a quemar vivos a esos hombres. Cuando intentamos oponernos nos rompieron nuestro vehículo. Todos estaban más armados que nosotros. No podíamos hacer nada.» me cuenta el jefe del destacamento.
«¿Y qué hacen aquí, para que están si todo el mundo está más armados que ustedes?», le pregunto.
«Realmente no sabemos qué hacemos aquí. Este puesto se abrió hace cinco años y ni siquiera estas instalaciones son de la policía sino de la comunidad. Si hay una emergencia tenemos que ir caminando o en bici», sonriendo me responde.
Lago Ayarza | Con la poli en Los Anones |
Al día siguiente trato de llegar lo antes posible al asfalto y a la frontera con El Salvador. Pero lo que parecía una frontera en mi mapa era solo un puesto para que los locales (guatemaltecos y salvadoreños) intercambiaran mercancías. No me queda otra que desviarme para dar con la frontera de San Cristóbal. Atardece cuando llego a Atescatempa y como no me quedan más que 5 euros en moneda local, voy a la municipalidad a pedir asilo. Aquí no hay bomberos y prefiero no visitar de nuevo la policía. El alcalde me ofrece su hospitalidad y puedo descansar en una habitación sin armas y miedos. Y por fin al día siguiente cruzo a El Salvador.
Aquí circulan los dólares, como moneda que ha sustituido hace años al colón, y sorpresivamente la vida es un poco más barata que en Guatemala. Las cuestas son más humanas y me aventuro por la ruta de las flores sin ver una sola. Alguien debió pensar que era un buen gancho turístico nominar así a esta ruta y ahí quedo. Al igual que la top of the world (la carretera de la cima del mundo) en Alaska, el marketing va dominando el mundo con sus medias verdades.
Pase usted primero señor conductor
Un mirador del volcán Izalco parece ser un buen lugar para ver una foto y me detengo. Sobre al mirador sólo hay una persona: es un policía. La mujer me explica que la semana pasada hubo asaltos diarios a turistas que se detenían aquí a sacar una foto. Los delincuentes se escondían detrás de la vegetación y a punta de pistolas saqueaban a los turistas. La inseguridad se va adueñando del mundo porque las instituciones tradicionales, aquéllas que podían proveer de los más elementales patrones de conducta y respeto, han ido desapareciendo. Léase la familia y la escuela. Continúo mi camino hacia la costa del pacífico donde las olas van arrojando a la orilla toda la mierda que el ser humano ha ido tirando al mar. Esas botellas de plásticos, bolsas, y vidrios son la respuesta de la naturaleza ante el descontrol del ser humano que usa la naturaleza como basurero. El ser humano abusa y destruye de la naturaleza sin importarle pagar un alto precio por ello. ¿Cómo alguien puede vivir en un lugar en el que debe recorrer esa basural para llegar hasta la playa? ¿Cómo alguien puede ser insensible a esa destrucción?
Yo no puedo. Por eso continúo moviéndome, tratando de que la falta de respeto que asola el mundo, la ignorancia que alimenta decenas de religiones y la ausencia de sentido común que permite quemar vivas, torturando, a dos seres humanos (ladrones o no), no me alcance.
Mientras las personas se bañan en un río que ellos mismos contaminan con el desagüe de sus aguas fecales, la naturaleza brinda un nuevo hermoso amanecer a esta lenta destrucción en la que el ser humano será víctima y verdugo. Jugando con el lenguaje (cambio climático en lugar de destrucción del ecosistema) negamos eufemísticamente la triste realidad.
Paz y Bien, el biciclown.
Con el alcalde de Atescatempa, Carlitos.
Uf! Dura tu crónica,esta vez, Álvaro. Mucho ánimo. Un abrazo y cuídate mucho.
Alvarito, estoy en el paro y dispongo de tiempo para buscar en internet lo que precises, utilizame por favor.
Estaré atenta a lo que publiques (más que de costumbre). Salud, Paz y bien querido hermano
No dudo ni una de tus palabras…esto acaba en tragedia, sí ya no hablamos entre vecinos, muy duro lo que cuentas amigo y mucho valor (animo), un abrazo desde Gijón.
animos alvaro si no te dejan trabayar en lo tuyo hacer reir a gente , si la gente no te ofrece hospitalidad sino te amenazan, si no se respete el medio ambiente. animos para superar todo eso y seguir adelante salud campeon
Animo Alvaro abrazos desde Saltillo.
Por favor Alvaro cuidate mucho… Abrazos desde Rosario…
Amigo Bikeclown, lamento que hayas tenido una mala experiencia en mi país Guatemala, las personas en el Oriente de este país son a veces poco amigables y en el Occidente donde yo vivo un poco Uraños y Desconfiados, Pero habemos Ciclistas con muchas ganas de seguir pedaleando por un cambio, He conocido muchos viajeros(warmshowers y couchsurfing) que han pasado sin tanto problema, por lo que aconsejo a los demás cicloturistas recorrer las alturas de Quetzaltenango, Solola y luego bajar y salir por la costa sur del pais.
Ánimo nen, seguro que a la vuelta de la esquina encontrarás sitios un poco mas amables.
Abrazossssssss
hola mi amigo alvaro pues hay muchas cosas en las que uno siente mucha impotencia de que sean asi, pero animo pa lante es pa´lla. y los que te corrieron serian de todo menos catolicos. que Dios te siga protejiendo de todo mal y peligro.
Hace dos años en El Salvador disfrutando en un mirador
nos robaron menos mal que eran ladrones de poca monta y
se llevaron poco y eso que ibamos de autostop y teniamos todo el equipo con nosotros…….
Hola Alvaro. Yo me encuentro en estos dias en El Salvador pasando un mes con un amigo que trabaja en Ayuda en Acción en este país y justo mañana bajo a Jiquilisco o bahia de las estrellas por la que tienes previsto pasar. No me queda claro entre la etapa 6 y 7 en qué lugar vas a estar en cada día pero ojalá tenga la gran suerte de que mañana dia 30 de noviembre estés por ahi. Para los que tengan interés en conocer esa linda bahía, no dejen de visitar este video que canal sur grabó con motivo de un proyecto de Ayuda en Acción en esa zona: http://alacarta.canalsur.es/television/video/turismo-como-recurso/463608/262
Yo también vi a esos carretilleros que se lanzan desde Ahuachapan hasta Sonsonate cargados de leña, con una bajada endemoniada y rodeados de carros y buses entre los cuales algunos pierden la vida.
Mucho ánimo y espero que tu paso por El Salvador esté dejando sonrisas, porque el país las necesita.
Saludos.
Nada agradable. Un saludo
Alvaro como me apena esta realidad de mi querida America latina ,rezo mucho ,
porque vivimos tiempos muy dificeles pero también llenos de esperanza ,eso es lo que no podemos dejar de dar,es como veía en Angola en medio de tanques, ver nacer una hermosa flor llena de color, por pequeña que fuera no dejaba de llamarme con su belleza, esa es mi mirada de hoy como ser humano y monja, quiero seguir sonriendo porque da vida en medio de la muerte….Adelante sigue repartiendo sonrisas y te espero, porque ahora estoy en Argentina en la ciudad del Bolson patagonia ,…espero que llegues a este paraíso….Cuídate mucho cuenta siempre con mis oraciones….Un fuerte abrazo!!! hna Claudia
Mucho ánimo Alvaro. Seguro que te aparece una oportunidad, para que los niños y mayores puedan disfrutar de tu espectáculo. Hace 1 mes comencé un taller de clown y me lo paso muy bien. Me acuerdo de ti. Un fuerte abrazo, desde León (España)
Gracias a todos los que os acercais hasta este foro para dar vuestra opinión y ánimos:
-Fernando, desde la primera pedalada…
-Charito, la voz de Maxi
-Marcos apoyando muchos de mis proyectos
-Miguel, disparando a la vida con la nikon
-Mi familia en Rosario
– y todos los demás..
Al final, gracias a una ONG francesa podré actuar en El Salvador. Será el lunes en Comasagua uno de los municipios más pobres de este pais. La organización se debe a una de las seguidoras del biciclown, Patricia-una francesa, que ahora vive aquí.
Lo que la Embajada de España no puede las personas lo pueden.
Gracias, álvaro el biciclown
animos y desde Tarraco te deseamos de corazon que sigas haciendo feliz a toda la gente que se acerca a disfrutar del Clown ¡¡