Le pregunte si en el Hospital habia niños internados y me contesto sonriendo que 115. Sonriendo tambien le pregunte si le gustaria que un clown actuara para ellos. «Sera mejor que te lleve a ver a las monjas, son españolas y con ellas podras preparar todo», me respondio.
Las Hermanas Teatinas son cuatro: Teresa, Marguerite, Carmen y Cristina (las de la foto), y la superiora: una Burkinabe cuya sonrisa es como el sol que reluce tras la tormenta tropical. Los pequeños que no podian salir de la cama fueron visitados personalmente por el clown . Tambien los adultos ingresados. Para muchos era la primera vez que veian un clown, y debia conducirme con cuidado para no causarles demasiada impresion. A una niña a la que le tuvieron que amputar las dos manos porque el curandero de la tribu le habia entablillado demasiado fuertemente sus muñecas fracturadas al caerse de un arbol, el numero del pañuelo que desaparece de mis manos le provoco un gran susto que casi la hace llorar. Debio pensar que yo era primo del curandero.
Cerca de 400 personas asistieron a las evoluciones del biciclown y entre ellos tambien el personal del hospital. Y como no, Fray Florencio y las Hermanas, pues durante una hora la vida del hospital se paralizo para trasladarse al pasillo del Pabellon de Ortopedia.
Espero que el destino me siga trayendo heridas tan dulces en mi camino. Mil gracias a los amigos del Hospital de Tanguieta , y espero que no pasen otros 30 años hasta que un clown vuelva a revolucionar al personal.