Otros ajustes he tenido que hacer en el equipamiento. El saco de invierno viaja vía postal de regreso a España y mi amiga Luiggi me ha enviado el saco de verano Valandré Mirage que había dejado en Seattle. Tengo hambre de ruta, de espectáculos y de vida. Deseo tanto comenzar a pedalear como cuando comencé la vuelta al mundo. Tengo tres kilos de más que sólo la ruta y la dieta de arroz con atún y atún con arroz podrá eliminar. Pero aún faltan unos días.

En Los Angeles tengo organizadas unas charlas en varias escuelas y en una Universidad. Las de las escuelas han resultado con éxito. La cantidad de burocracia que hay que solventar para que un nómada-payaso, se sitúe delante de los chicos y les cuente sus aventuras es impresionante. No la conozco al detalle pero los organizadores me han hecho saber que los papas de los niños han tenido que firmar una autorización para que puedan faltar a la clase correspondiente para ir a la charla. El profesor ha tenido que supervisarlo, el superintendente revisarlo todo… Algunos de los profesores, según me cuentan, lloraban emocionados al escuchar las historias de mis años en ruta. Me quedo con las risas de los chicos al ver, en la pantalla, las evoluciones del clown interactuando con la audiencia en África.

Me quedan unos cuantos días más en Los Angeles. El siete espero retomar la ruta y hasta entonces tengo tiempo para seguir las evoluciones del proyecto de financiación del documental Contagiando Alegría en verkami. Hemos conseguido el objetivo finaciero y ahora buscamos el personal. Deseamos que el número de mecenas alcance la cifra de 365. Simplemente porque es el número de los días que tiene el año. La aportación mínima es 5 euros, algo bastante asequible creo para cualquiera. Esperamos contar con cada uno de vosotros y que a fin de mes el documental este terminado con vuestro nombre en los créditos.
Voy rumbo al Este, tal vez hasta Austin, pero antes un desvío hacia el norte para asomar las narices al Gran cañón del colorado. Veremos si es tan espectacular como anuncian.

Y ahora a dormir, que mañana debo ir a un mercado a ver si consigo vender algunos dvd’s de La Sonrisa el Nómada y reencontrarme con el amigo Pablo García, el argentino, que es, creo, el ciclista que más veces me he topado en mi vuelta al mundo.

Paz y bien, el biciclown.

Charla en Alisos School

Una flor gps