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Alojarse en Douala

Douala no representa ni mucho menos el caos de Lagos. En comparacion con mi entrada en Lagos, lo de Douala es una marcha triunfal. Los problemas vendrian horas mas tarde, buscando alojamiento.

La mision catolica estaba llena. y el hermano holandes que se encargaba de la recepcion ya apuntaba las malas maneras que mas tarde confirmaria.
Los hermanos de Lasalle tambien completos. Empece a buscar otros hoteles que doblaban mi presupuesto, y tampoco hubo suerte. Me acerque a la catedral, y en principio tampoco habia sitio para mi. Busque un poco de pan en mis alforjas y encontre ademas alojamiento. Un cura blanco de pocas palabras me abrio una sala llena de sillas de plastico y con un gran mesa en medio. Lo mejor de todo es que tenia hasta aire acondicionado. La ducha seria al aire libre en el patio trasero de la catedral, rodeado de hierros oxidados y coches de mejor pasado.

Eran las seis de la tarde cuando sali por fin a recorrer las calles de Douala y a buscar algo de comida. Tampoco encontre mucho, salvo un puesto en el que vendian toda clase de verduras. Una vez mas sucumbi ante los colores de la lechuga, el tomate, la zanahoria, y el cuerpo de mujer del aguacate. A las ocho de la tarde, comi una rica ensalada, bañada con una lata de cerveza San Miguel que encontre en una pasteleria.

Solo me quedaba echarle un poco de imaginacion para convertir la sala de reuniones en dormitorio. La mesa seria la cama, y las sillas sujetarian la mosquitera de un lado y las rejas que cubren la instalacion elctrica del otro. A la mañana siguiente seguia lloviendo, asi que me calente un poco de agua para tomar un rico cafe y poder escribir estas historias para la web.

Alojarse en Douala es dificil, y hay que tener un poco de suerte para conseguirlo. Cuando ceso la lluvia volvi a la mision catolica por si hubiera alguna habitacion libre. El hermano holandes de la recepcion me dijo que si, y tras anotar mi nombre en el libro, le pedi si podia ver la habitacion. Un resorte de la silla le hizo levantarse como un tiro y acompañandome a la puerta me espeto en frances:
«Esto no es un hotel, asi que fuera, no tienes sitio aqui».

Hay comportamientos adultos tan inmaduros como la meada de un niño en la cama, pero mucho menos comprensibles que la meada.
en breve subire las fotos de esta historia.

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