Vivir el presente. Un día tuve la intuición de que el futuro me estaba jodiendo la vida. Que el mañana me estaba pisoteando el hoy. Estaba siendo sometido a la tiranía del futuro, del qué dirán, del qué harás cuando seas viejo, dónde vivirás, qué comerás, y qué tal si enfermas y no tienes dinero para el médico. Llevo más de 4.000 días en sintonía con mi sombra y de aquí no me mueven.
Simplicidad. Es impresionante lo que duran hoy los materiales y tejidos. Hay varias empresas que desde hace años colaboran con equipamiento para esta aventura. Trangoworld, Spiuk, Teva, Smartwool…, entre otras, son las que me proporcionan ropa o zapatos. A veces son los representantes de esas marcas quienes me escriben para ofrecerme nuevos productos y se sorprenden cuando les digo que no necesito de momento, porque lo que me enviaron el año pasado aún está bien. Y no soy de los que tienen un armario lleno de opciones para elegir que calzarme o que ponerme cuando me levanto. Siempre es lo mismo. Siempre es lo mismo. Siempre es lo mismo. Veo las fotos de estos años y el vestuario no ha cambiado mucho para haber pasado once años. Me gusta porque cada mañana no pierdo un minuto en decidir qué combina con qué. La energía es para otra cosa cuando todo combina con la simplicidad.
Despacio. He aprendido a bajar la velocidad y a detenerme. Ya he demostrado (a mí mismo que era a quién tenía que probarlo) que en bici se puede dar la vuelta al mundo. Ahora no tengo que batir records, lo único que bato son huevos para desayunar (chiste malo pero no lo podía evitar). Si en África viajaba A la velocidad de las mariposas, ahora voy más a la velocidad de las tortugas. No hace falta un estudio científico para probar que cuanto más despacio vayas, más cosas verás. Prisa no hay, sólo tengo una cita con la muerte, y me ha dicho que me espera.
Multitareas. Gran error eso de hacer mucho a la vez. ¿Se puede? ¿Realmente se puede hacer algo bien si haces varias cosas a la vez? Lo dudo, pues haciendo sólo una cosa ni siquiera me sale más o menos bien. En lo que hago no busco tanto resultados como el disfrute de lo que hago. El resultado final puede ser bueno o malo pero la ejecución, este momento de escribir, ya es bueno de por sí. Porque me absorbe, me abstrae de todo lo que ocurre a mi alrededor, hasta de la persistente lluvia. Es la razón de que ahora escriba menos en esta página. No hay presiones para hacer una entrada cada semana. La hago cuando me sale de dentro.
Ser feliz. No lo niego. Soy feliz. A qué ocultarlo. Y lo soy aunque puedan ver fotos en las que no río. Porque la felicidad no está en los selfish que se cuelgan en facebook. Diría que a mayor cantidad de selfish menor felicidad. La felicidad está dentro de ti, es más una actitud de calma, un lago, que una risa de cascada en época de monzón. No me duele nada, ni el corazón, tengo comida, agua, un techo, un proyecto de lanzar un nuevo libro, mi ropa huele a limpia, y por las noches tengo mi esterilla para dormir y hasta internet para seguir aprendiendo e investigando o hablando con amigos. Tengo más de lo que necesito, pero sobre todo, y es posible que sea éste uno de los secretos de mi felicidad: soy consciente de lo que tengo. El día que abra el grifo de la ducha de la que cae una maravillosa agua caliente, y no me detenga a pensar por un segundo, ¡oye ahí qué suerte tengo de poder darme esta ducha ahora sin tener que ir al río!…, será momento de considerar en volver a la ruta.
Soledad. He aprendido a vivir tanto con la soledad que cuando llega la gente a mi alrededor la extraño. La soledad ha sido el espejo en el que mi vida se ha reflejado, una especie de test de algodón. Si estaba triste la soledad me estaba advirtiendo de que algo iba mal. Si estaba alegre la soledad me daba una palmada en la espalda y se unía a la fiesta. Uno debe estar solo para conocerse más, para descubrir sus sueños, para observar su marcha en este camino de la vida y corregir sus pasos si se desvían de sus metas, para reanimar el corazón cuando no late con toda su fuerza.
La soledad ha sido mi compañera durante 4.000 días, hemos atravesado desiertos juntos, hemos conversado en noches sin luna pero miles de estrellas en desiertos como el Gobi, el desierto blanco, el desierto del Sáhara… No me quites la soledad porque me moriría de compañía.
Pedir. Casi cada día he tocado alguna puerta. Solicitando agua, comida, una dirección o alguna información. Muchas se han abierto. Diría que la mayoría y el secreto, como afirmo en el nuevo libro Una declaración de intuiciones, no es hablar el mismo idioma, sino comunicar en el mismo idioma. Algo bien diferente. No hace falta hablar para comunicar, basta mirar con los ojos limpios, el corazón abierto y las expectativas bajas. Reducir las expectativas es un secreto para obtener lo que deseas, pues si deseas poco será fácil obtenerlo.
Ser nómada. La publicidad se ha apropiado del lenguaje. Basta calificar un producto de ecológico y empaquetarlo en tonos verdes o tierra, para que venda más. Hasta los viajeros se autodenominan nómadas para vender sus historias. Conozco unos cuantos que se llaman nómadas y pagan el Impuesto sobre Bienes Inmuebles o Rústicos, cuando no ambos. Nada ha quedado a salvo de las leyes del mercado desde el día que Agatha Ruiz de la Prada viajó al Tibet para inspirarse en su colección de tonos azafrán y morado o los músicos recorrían África para inspirar ritmos que luego exhalaban en forma de nuevos discos. Inspirar autenticidad-Expirar mercaduría. Nómada es aquél que sabe a dónde va pero no sabe bien cuándo va a llegar y que, el día que lo haga, no sabe bien dónde montar su campamento, ni por cuanto tiempo. Nómada es aquél también que sabe que está de paso en esta vida y por ello, trata de no acumular demasiado, para que los buitres no tengan mucho trabajo el día de su marcha.
Pensamientos positivos. No consigo ver las cosas negras ni en las noches más oscuras. Tengo una linterna, que no funciona con baterías, que apunta siempre a la caja de las soluciones. Soy un optimista convencido de que todo depende del cristal con que se mire. Habituado a convivir con los africanos, más de tres años, y ver sus conversaciones y sus risas, también los asiáticos, otros tres años, y soprendido de ver a los que se denominan primer mundo aburridos alrededor de una mesa tan pronto se acaba la bebida, he entendido que las circunstancias externas ayudan o dificultan, pero no son determinantes. Una actitud positiva en la vida es como una caja de parches ante los problemas o los pinchazos. Problemas tenemos todos, visiones positivas sólo algunos. Y es tu visión lo que hace que el problema se desvanezca. En estos once años ha habido tantos problemas como noches de luna llena, pero ninguno me ha impedido avanzar, siquiera sea arrastrándome, para seguir avanzando, siempre mirando el horizonte, siempre creyendo en mi. Dicen que ese tipo de pensamientos generan cambios en el cerebro y estoy seguro de que lo hacen porque hoy me observo mucho más fuerte de cuando empecé. Más fuerte mentalmente. Y debo agradecérselo a mis problemas. Gracias.
Observar. Fijarte en lo que te rodea, en quiénes se acercan para hablar contigo, en la mujer que vende fruta, en el auto que no va a detenerse en la intersección a tu paso. Escuchar tu cuerpo. Saber cuando está cansado y darle tiempo a recuperarse. Adaptarse a las circunstancias no ellas a tu plan. Mudar de plan, una y mil veces. (Me he dado cuenta que hago planes para divertirme no para cumplirlos). Analizar los objetivos. Dónde debía estar hoy según mi plan y dónde estoy. Reconocer los propios errores y asumir que el 99% de los problemas que tenemos los causamos nosotros y el otro 1% no es un problema sino una oportunidad de crecimiento y aprendizaje. Cada acierto es el resultado de cientos de fracasos que no son tales, sino pruebas o experimentos.
No en vano han sido más de 10.000 horas dedicado a vivir con absoluta entrega y pasión mi sueño. Y sigo haciéndolo, convencido de que a esta vida no hemos venido a otra cosa que a cumplir nuestros sueños.
De todo estoy y algo más trata mi nuevo libro Una declaración de intuiciones que AHORA está siendo lanzado en Verkami, como ya hicimos con otros proyectos. Cuento con tu apoyo, tu que lees esto, tu que has sentido que te hablaba a ti cuando leías este texto, tu que intuyes que puedes conseguir tu sueño pero tal vez te crees aún lejos de realizarlo.
Paz y Bien, el biciclown.
otra entrada que directo va a la impresora para reelerla frecuentemente, como quien lee un buen libro que escucha, un amigo de verdad.-
maravilloso haber coincidido en este tiempo contigo, Gracias TOTALES…
Gracias amigo, mi nuevo libro no tendrás que imprimirlo, ya lo hago yo. ¿Cuento contigo en la campaña?
Tus palabras ayudan y mucho, ni lo imaginas. Somos muchos los que pensamos que vivimos atrapados en una vida que no hemos elegido, y quizás el problema no esté en esa vida, sino en como la estamos mirando.
Gracias por cumplir tu sueño y hacernos partícipes de él.
estimado biciclow creo que tu calculo de horas no concuerda con el numero de días 4000 días x 24 horas de cada día son 96.000 horas no 10.000 horas
saludoa alvaro el descanso de vez en cuando viene bien a juzgar por tus sabias reflexiones sobre tus experiencias pasadas tu si que eres un gran nomada