(Linz). No me di cuenta de haber llegado a los 200.000 kilómetros hasta el día siguiente. Siempre pensé que cuando superara esa cifra me bajaría de la bici y haría una foto saltando o escribiendo en la arena de una playa desértica el mítico dígito, o tal vez juntando piedras hasta dar forma a ese número. Ocurre sin embargo que cuanto más tiempo pasas en la bicicleta menos te interesan los records. Si, están bien los números, pero es más importante lo que esconden. Llaman la atención de quién te sigue pero no te dan ganas de colgarte medallas sino de seguir pedaleando.
Este artículo es una reflexión de lo que he hecho hasta ahora para saborear más el pasado. En una era en la que los nuevos logros rapidamente desplazan a lo conseguido ayer, quiero sentarme a pensar en cómo he llegado a esos 200.072 kms.
Para comenzar he de decir que estoy seguro de que fueron más kilómetros. Algunos días el cuentakilómetros se detuvo y hubo días, sobre todo en Noruega, en los que al entrar en un túnel el cuentakilómetros no registró esos kilómetros pues funcionaba por gps. Así que la mítica cifra de 200.000 tal vez la superé el mes pasado o incluso antes. No importa, las cosas adquieren valor cuando las percibimos. Puede que tengas la ropa tendida para secar y lleve media hora mojándose bajo la lluvia pero es en el momento en el que percibes la tormenta cuando eres consciente de que se te ha empapado. Aunque lleve un buen rato sucediendo.
El cómputo de kilómetros comenzó el 8 de Octubre del 2001. El mismo día que llegué a La Paz (Bolivia) para arrancar el proyecto Kilómetros de Sonrisas en Sudamérica. Durante año y medio recorrí 31.547 kms.
Cuando regresé a España, mayo 2003, trabajé casi por un año con mis amigos de la Bicimensajería La Luna. Todos esos kilómetros repartiendo paquetes y cajas por mi ciudad, Oviedo, no los he contabilizado.
Más tarde arranqué con la vuelta al mundo el 19 de Noviembre del 2004 y desde entonces hasta hoy que me encuentro en Linz (Austria), llevo 168525 kilómetros, que sumados a los de Sudamérica generan esos 200.072 kms.
En la web el contador de Kilómetros y días de viaje arranca el 8 de Octubre del 2001.
Hubo kilómetros con nieve en Rumanía, con tormentas de arena como en Sudán, kilómetros que hice caminando, kilómetros que hice con la bici rota y yo sin saberlo como cuando se rompió el cuadro antes de llegar a Sofia (Bulgaria), los hubo en compañía de viejos amigos, de nuevos compañeros y hasta de bellas damas. Hubo kilómetros en los que lo que corría por mi cara no eran gotas de sudor sino lágrimas de debilidad y frustración por no conseguir superar un paso de más de 4.000 metros en Perú…
El viento me ha tirado varias veces y hasta los coches me han atropellado pero nada ha impedido que, cual hormiga aplicada, llegara a celebrar más de 200.000 kilómetros en bici.
Para que te hagas una idea y si tomamos como referencia el ecuador de la Tierra, lo he contorneado unas 5 veces.
Desde Ushuaia a Alaska hay 17.848 kms, pues bien, lo he podido hacer más de 10 veces.
Por ello puedo decir que la bicicleta es mi casa y el mundo mi jardín, por eso me puedo denominar un nómada. Muchos de los que hoy se autoproclaman nómadas, viajeros expertos y gurus del cicloturismo, no han recorrido ni un 40% de todos la distancia que acumulan mis piernas. Cuando comencé a viajar en el 2.001 pocos conocían las alforjas Ortlieb o sabían lo que era un sillín Brooks y no podían ubicar Ushuaia en el mapa. El único referente español era el capitán Pedales, pionero de la vuelta al mundo en este país (1990-1992) para hacer 70.000kms.
Aprendí francés para poder leer el libro de Claude Marthaler, El canto de las ruedas, y aunque de cada página entendía la mitad fue creciendo en mi la idea de viajar en bici, no por el mundo (eso vendría después), pero hacer un largo viaje. Cuando conocí a Claude años más tarde fue como ver a un maestro. Y de nuevo le vi en Ginebra (Suiza) doce años más tarde de haber comenzado yo mi vuelta al mundo. Su recorrido duró 9 años. Sin haberlo pretendido he abierto camino a muchos y ahora vuelco todo mi conocimiento en un canal de contenido exclusivo a un precio de risa. Ya hubiera querido yo tener esa información al comenzar mi aventura en el 2001. Lo único que tenía eran dudas y muchas ganas. Hoy existe información suficiente para saber si te darán la visa de Angola en Namibia. En aquélla época la incertidumbre hacía el viaje más imprevisible y más interesante. No puede haber aventura donde hay planificación absoluta. Las mejores historias de mis libros son aquéllas en las que la planificación se va al garete y ocurren imprevistos.
Para hacer más de 200.000 kilómetros no hace falta tener la mejor bici, ni mucho dinero. Hace falta tiempo y perseverancia. No en vano estoy a punto de cumplir los 50. Mi pelo se ha enharinado y las piernas es la única parte de mi cuerpo que siempre está musculada. Junto a mi cabeza. El músculo del cerebro es el que hace llegar lejos, no tu equipamiento. Cuántos más retos superas más fuerte te haces. Aunque en ocasiones haya que sacar la bandera blanca y rendirse, como aquélla jornada en que la diarrea me impidió subir pedaleando un paso de montaña en Gilgit (Pakistán) y tuve que alquilar un burro con pastor y todo para que me llevara las alforjas.
Aquéllos kilómetros creo tampoco los contabilicé.
Me queda el recuerdo y la felicidad de haberlo logrado. Si quieres un consejo desde mi experiencia quédate con este: Conseguirás grandes logros si te propones metas cortas. La suma de esas metas será tu logro un día.
No se pueden recorrer más de 200.000 kilómetros en bici en un año, igual que no se puede tener miel de un panel de abejas en cuatro días. Las flores necesitan de las estaciones para crecer y los nómadas del paso del tiempo para recorrer el sendero.
Con o sin cuentakilómetros, ponte en marcha, el futuro te dará un día la medida de lo caminado.
Paz y Bien, el biciclown.
P.D. Gracias a todos los patrocinadores que en algún momento han colaborado, a los que lo siguen haciendo, a los que me han invitado a sus casas a dormir, los que me han agasajado con comidas, a los amigos que han venido a verme, a las mujeres que me han surtido de placer y cariño, a todos los que han leído mis libros y me han apoyado de una u otra manera. Más de un kilómetro lo he hecho con vuestra fuerza y vuestro recuerdo.
Gracias a ti por tu perseverancia para llevar a cabo semejante aventura.
Enhorabuena txapeldun!!
Tu eres de los que apoyan en la sombra. Mil gracias!!!!
Mas importa lo que esos 200.000 han dejado grabado dentro de ti que los metros que hay recorridos, eres igual de sabio con 199.999 kilómetros que con 200.001.
y de ignorante
Si un día pasas por Lyon aquí tienes tu casa. Nosotros también hacemos viajes en bicicleta aunque solo de algunos días, no de años como tú. Buen viaje
Alvaro! Estoy aprendiendo mucho viajando contigo, gracias, muchas gracias!
Gracias a ti Jaime. Si deseas profundizar más en tu aprendizaje visita la sección Biciclown Plus, no te arrepentirás.
Saludos desde chihuahua. México.
Alvaro, no exagero si digo que cada día me levanto con la ilusión de leer otro artículo tuyo, alguna reflexión, alguna foto de tus viajes. Me gustó muchísimo el artículo (y los 4 libros tuyos que he leído). Tengo que reconocer que me tiré buen rato viendo la última foto de este artículo, hay tanto en esas foto que sacude. Gracias por todos estos años.
Gracias Mikel. Vale la pena el esfuerzo de crear contenido cuando la gente como tu manifiesta esa voracidad lectora. Nos vemos pronto, Agur.
¡Máster Biciclown! No me he leído todavía tus libros, pero no tardo en hacerlo. Por lo pronto me nutro de tus publicaciones. ¡Gracias por todo!
Empieza pronto que no te va a dar tiempo…
Enorme lo tuyo, maestro! Felicitaciones!
Como yo siempre digo: no importan los kilómetros que hagas, sino las personas que conozcas, los paisajes que admires y las sensaciones que te transmiten. Por eso no llevo cuentakilómetros.
Tal vez Marcos, viendo este vídeo le encuentres utilidad. https://www.youtube.com/watch?v=9m0AE0D_nXE Gracias un saludo