Hoy que se cumplen 4 años desde que terminé la vuelta al mundo puedo decir ya, sin miedo a arrepentirme, que he llegado. Y es que uno no llega cuando su cuerpo atraviesa la línea de meta, sino cuando su espíritu le acompaña. Se cuenta la leyenda de un blanco que cazando por África, contrató porteadores para llegar a un punto en el que una manada de ñus debían atravesar. Fueron cinco días de marcha pero faltando uno, los porteadores se negaron a seguir. No, no era una huelga para mejorar sus condiciones salariales. Se paraban porque habían corrido tanto que su espíritu aún estaba en la selva. Sin su espíritu no podían seguir.
¿Dónde está tu espíritu?
Hoy el mío se que ha llegado. Es posible que lo hiciera ya hace tiempo, pero yo lo siento ya arraigado en mi. Tras la llegada a Oviedo el 19 de noviembre de 2017 estaba algo perdido. Sabía que las cosas se asentarían pero no tenía ni idea cómo, cuándo, dónde…
Dejé al tiempo hacer tu trabajo. Al fin y al cabo ese es su cometido. El tiempo hace, es un maestro de juntar personas, de colocártelas a la salida del bar: viejos amigos, nuevas caras…, que llamaremos coincidencias ante nuestra incapacidad de reconocer, nuestro ego también ayuda, que hay algo por encima de nosotros. Nos hemos perdido muchos siglos en ponerle nombre: basta decir que es un logos como dicen los filósofos presocráticos. Una inteligencia que hace lo que tiene que hacer aunque nosotros, pobres niños, no entendemos sus azotes. Le llamamos mala suerte, pero es porque no hemos desarrollado aún la capacidad de entender que lo que sucede no es bueno ni malo. Es neutro. Y las etiquetas nos ayudan a salir del charco para, más tarde, caer en la ciénaga.
Me parece que lo de la vuelta al mundo fue una película. Alguien, parecido a mi, hizo esa aventura. Yo mientras he estado oculto en un cajón. Veo las fotos y vídeos de mis viajes, los libros publicados, documentales…, y me cuesta creer que era yo.
Quizás porque no me considero esclavo de mis sueños pasados. Los vivi y ahora son otros los que se enredan en mis manos. Está el sueño de estudiar Filosofía y comprender la mente de algunos genios como Aristóteles, Spinoza, Hegel…, y está el sueño de ver unas llamas elevarse sobre unos troncos en una chimenea.
Es cierto que tengo más zapatos y ropa que al terminar la vuelta al mundo. Pero no tantos como para estancarme delante del armario a ver qué me pongo hoy. El dar conferencias en empresas y entidades me obliga a cuidar algo más la imagen, pero sin caer en el narcisismo. Ni siquiera para lavarme los dientes soy capaz de quedarme delante del espejo.
La incertidumbre desaparece cuando la abrazas y se hace más intensa al querer evadirte. Desde que dejé mi empleo fijo en una Notaría en el año 2001 mi vida ha sido una dulce incertidumbre. La amo como el equilibrista ama el precipicio, el cantante de ópera el foso de la orquesta, el pájaro la rama o Eratóstenes Alejandría.
¿Cuáles son las herramientas para vivir con propósito?
Conocerte, aceptarte y quererte tal cuál eres. Lo primero debe llevar al menos 50 años, lo segundo es más rápido y lo tercero viene en consecuencia. Cientos de personas, creo que más de mil, lo. han aprendido en el curso vivir con propósito. Cuando me preguntan cómo cumplir un sueño yo pregunto: ¿por qué? ¿por qué lo quieres hacer? Si no saben la respuesta es porque les falta propósito. A veces lo tienen pero está equivocado. Como si nos ponemos los zapatos de baile para ir al monte. Son zapatos, si, pero no los adecuados a tal propósito.
Y basta ya, voy a seguir estudiando. Gracias por acompañarme estos años, por celebrar hoy conmigo este cuarto aniversario, por apoyarme comprando mis libros, el curso de vivir con propósito o estar en biciclown plus.
Y recordad: todo comienza con una pedalada hacia la incertidumbre.
Paz y Bien el biciclown.