2. El propósito no va en tus genes (tu lo creas)
A veces nos frustramos porque vemos que los demás tienen un propósito bien claro y nosotros estamos medio perdidos. Ignoramos, porque nadie nos lo dijo, que el propósito no viene de serie, que no está escrito en nuestro ADN, que lo debemos trabajar, construir. Y mucho mejor aún, que puede cambiarse o combinarse.