Me visto y vuelvo
Y esto no ha hecho más que empezar puesto que cada pedalada me adentrará aún más en el congelador. En enero, y con rumbo Nordeste, no puede ser de otro modo. Así que he decidico hacer un requiebro a las nubes, un quite taurino templando y mucho con la mano izquierda, y me voy hacia el Sur. Rumbo a Beirut en el Líbano; me visto y vuelvo al camino. Allí espero poder recibir un paquete con material de invierno más potente que, una vez más, la tienda de montaña OXÍGENO pone a mi disposición con todo su cariño-goretex. Nuevas botas, chaqueta, calcetines y guantes. De otro modo la congelación es segura en estas tierras. Cada mañana miró con escepticismo el termómetro que, con pereza de lunes colegial, no llega hasta los 0º C hasta bien entrada la mañana. Y eso los días que el sol se desnuda de nubes, pues cuando éstas cubren el cielo, la nieve hace acto de presencia y complica más aún el pedaleo. Así ocurrió ayer cuando llegué a Homs, la tercera ciudad en importancia de Siria.