China

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Hacia el color marrón

Roberto, durante los días que me visitó en Laos, quería acampar un día conmigo, jugar al tenis y que lloviera mientras pedaleábamos. La lluvia no le esperó. Me cayó el día que abandonaba Oudomxay (Laos) por una carretera en destrucción (o en construcción dependiendo del punto de vista) rumbo a China. Para ser la única frontera abierta entre Laos y el gigante amarillo sorprende que esté en tan mal estado.

borracho

Borracho de montañas

La arrogancia china ha quedado al otro lado del Kunjerab pass, a más de 4.700 metros. La mañana que cambié de país intenté por todos los medios que me dejaran pedalear hasta la cima. Pero ya se sabe la respuesta de los chinos: NO.

ovejas electricas

Ovejas eléctricas

A la entrada del gran mercado de animales la policía monta guardia. Cualquiera que pretenda acceder con ovejitas, vacas o dromedarios, debe pagar la tasa animal. Algunos se llevan recibo puesto y otros se llevan la mano al bolsillo en busca de una cantidad menor de la oficial que no requiera recibo. Hecha la ley hecha la trampa, y muchos vendedores se dedican a negociar doscientos metros antes del lugar acondicionado para tal fin.

china menos china

La China menos China

Hasta cuatro funcionarios, con guantes blancos, manosearon mi pasaporte. Todos eran comparsas, extras de la verdadera protagonista. Una dama muy poco atractiva, parapetada tras unas poco estéticas gafas, agazapada en su mostrador y con la lección bien aprendida en su curso sobre Pasaportes defectuosos. Las dos grapas que le coloqué al pasaporte en Iran, tras la rotura por las autoridades azeries no le gustaron nada a la poco sexy dama.

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